PULSO/ Voto de castigo y voto duro

EDUARDO MERAZ. Más allá de las “guerras de lodo” en las que se encuentran metidos la oposición y el oficialismo, el tono estridente de las declaraciones en los días recientes, muestra que las elecciones  del 5 de junio en seis entidades no serán un día de campo para ninguno de los bandos.

Por lo visto en las campañas en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, no lograron conmover a los votantes y el abstencionismo jugará un papel importante a la hora de saber qué candidatos obtuvieron la mayoría, que difícilmente tendrá la amplitud buscada.

En realidad, los comicios en estas seis entidades  servirá para conocer si el trabajo  electoral de cada partido rindió frutos. de igual forma, servirá para medir si el partido gobernante aprendió las lecciones de 2021 y de la consulta revocatoria y aceitó la maquinaria para avanzar hacia los niveles de 2018.

El llamado urgente y desesperado del dirigente nacional de Morena, para que todas las corcholatas y los funcionarios públicos acudan a la media docena de estados a respaldar a los abanderados guindas, no parece ser una buena señal y que lo que aparecía como una cómoda ventaja no lo es tanto.

La actitud asumida por Mario Delgado guarda un paralelismo con la que tuvo en los días previos a la realización de la consulta de revocación de mandato. Recurrir a denunciar supuestas campañas de odio de parte de la oposición, cuando el oficialismo se dedicó, por semanas, a acusarlos de traidores a la patria, revela el grado de angustia en el que se encuentra.

De acuerdo con las estimaciones de Morena y sus aliados, tienen la certeza de obtener el triunfo en cinco de las seis entidades. En el supuesto de que sus proyecciones resulten ciertas, habrá que ver el total de votos que obtenga y compararlos con los alcanzados hace un año.

Derrotas en dos o más estados, sería el acabose para el morenismo, porque se sumaría a la pérdida de la mayoría calificada en el Congreso en 2021 y la mitad de la Ciudad de México, más la escasa participación en el ejercicio de democracia participativa de abril, revelarían que su gestión quedó a deber.

Sin espacio para perder más posiciones, la alianza opositora, por su lado, tampoco ha desarrollado campañas vigorosas y ha apostado más al voto de castigo de la población hacia la mala administración federal que a sus propias virtudes, lo cual no es garantía de triunfo.

Si alcanza los niveles de votación de 2021, en donde logró mayores sufragios al oficialismo, es probable dé un buen susto al oficialismo. De mantenerse la inercia electoral de hace un año, las posibilidades de la oposición de obtener más de una gubernatura se acrecientan. En un escenario optimista, podrían alcanzar tres gobiernos estatales: Aguascalientes, Durango y Tamaulipas o Hidalgo.

En realidad, las elecciones estatales de este año nos mostrarán una radiografía menos brumosa del peso específico que tendrán el voto de castigo y el voto duro en cada uno de los bandos y la calificación al gobierno del presidente sin nombre y sin gracia.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Tarde pero sin sueño y luego de varias disposiciones judiciales para detener las obras, el Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) presentó a evaluación de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales la MIA (Manifestación de Impacto Ambiental) del Tramo 5 del Tren Maya.

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