PULSO/ ¿Tiene futuro el PRI?

EDUARDO MERAZ. Este 4 de marzo, el Partido Revolucionario Institucional celebra, aunque no se sabe a ciencia cierta si un año más o un año menos de vida. Hay quienes afirman que vivirá más que Morena, otros hablan de su PRIMORosa reconversión y no pocos piden le den los santos oleos.

La condición de atonía en la cual se encuentra el otrora invencible PRI, es a causa de no saber cómo dejar atrás las prácticas poco democráticas en su vida interna, pues para nadie es un secreto que las dirigencias que arribaron a Insurgentes Norte y Héroes Ferrocarrileros carecían y carecen de méritos suficientes.

La época de liderazgos fuertes o de auténticos ideólogos concluyó allá por los años 90 del siglo pasado. A falta de este tipo de políticos, han arribado a la sede nacional del tricolor personajes variopintos, que ven al partido como premio de consolación o como trampolín de ambiciones políticas.

Dividido entre grupos que se disputan las prebendas que el sistema electoral mexicano concede a los partidos, tanto en términos monetarios como de posiciones gubernamentales –excepto las federales que están apartadas por Morena-, poco han hecho para rescatar el prestigio priista.

En descargo de los más recientes líderes del Revolucionario Institucional, debe decirse que han favorecido la “exportación” de jugadores a otros partidos. De hecho, Morena ha sido el principal beneficiario de esta tendencia, pues una gran mayoría de sus integrantes provienen del PRI.

No estaría de más que en este 93 aniversario de su fundación, el actual presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, llegara a un acuerdo con Mario Delgado, líder de Morena, a fin de reclamar “derechos de formación” de todos aquellos políticos que hoy alinean en el cuadro guinda.

En gran medida, esa especie de efecto cucaracha que se nota en las oficinas de Buenavista, es tanto porque cada vez son menos las prerrogativas y el agandalle de las mismas por unos cuantos, limita al máximo la existencia de movilidad y progreso de la militancia.

El abandono del barco tricolor lleva ya varios años y es poco probable se pueda revertir esta tendencia, lo cual explica en gran medida las nuevas alianzas en que ha incurrido la actual dirigencia, como mecanismo de supervivencia y no por una concepción política innovadora.

A pesar de estas circunstancias adversas, no todo está perdido para el PRI, aunque su permanencia depende más de los retrocesos del partido en el gobierno que de las virtudes propias, en especial por las fisuras que ya son evidentes en Morena, por la sucesión adelantada y los magros resultados gubernamentales.

A fuerza de ser sinceros, hoy es válido hacerse la pregunta: ¿qué sería del partido y clase gobernante si no contará con el numeroso contingente surgido de las filas tricolores? Hoy, el cuatroteísmo – no Morena- está en posibilidad de contar con dos candidatos a la Presidencia de la República, uno oficial y otro de manera extraoficial.

Justamente esa división sería la puerta por donde el PRI pudiera encontrar la transfusión de sangre para evitar lo que hoy parece la crónica de una muerte anunciada, siempre y cuando se aleje de la tentación madracista.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

De acuerdo con cifras oficiales, al cierre de febrero el número de trabajadores registrados en el IMSS ascendió  a 20.9 millones, con un saldo promedio de 14, 309 pesos mensuales, el nivel más alto en la historia del país.

Entonces, ¿cuál es la causa de que la pobreza laboral vaya en aumento?

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@Edumermo

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