PULSO/ Ser o no ser aliancista

EDUARDO MERAZ. Frente a la inocultable operación de Estado en las pasadas elecciones en seis entidades federativas, quedó demostrado que los arrebatos partidistas de la oposición en su conjunto, en nada contribuyen a fortalecer la democracia y sí, en cambio, los alejan de los electores y quedan demasiado debilitados.

También demostró la insuficiencia del voluntarismo aliancista como única ruta en la suma de marcas y colores. Sin una plataforma común que vaya más allá de simplemente oponerse al discurso y acciones del oficialismo, es poco probable puedan mover y conmover a la población.

Si bien todavía no se conocen los resultados de los comicios del pasado 5 de junio, las dirigencias y liderazgos de los partidos de oposición se esmeran más en dar justificaciones y pretextos ante la caída en las preferencias, en vez de reconocer los errores y debilidades que les impidieron mantener y acrecentar la tendencia positiva de un año antes.

Está visto que el voto duro del PAN, PRI, PRD y MC no alcanza para superar a Morena y aliados. De ahí la urgencia de empezar a elaborar un proyecto distinto, dejando atrás los modelos y esquemas que venían operando y que, en su momento, les dieron sentido.

Seguir en la lamentación por los programas e instituciones -que tampoco eran un dechado de pulcritud y eficiencia- creados previo a la llegada del morenismo al poder, en poco ayuda a cambiar la percepción ciudadana de que a través de ellos, unos cuantos se enriquecieron.

No se trata de reconstruir el pasado inmediato, sino de innovar para modificar, trastocar las bases de sustentación del actual régimen, desmitificando la narrativa cuatroteísta, para que la gente se desengañe de la supuesta bondad gubernamental y descubran los abusos y corrupción del cuatroteísmo con sus ayudas directas.

Además de desnudar los cochupos y mentiras, es menester avanzar en el diseño de un modelo de gestión pública distinto a los gobiernos de las últimas dos décadas que, en los hechos, han demostrado ser insuficientes para reducir las desigualdades.

En lo inmediato, la oposición necesita salirse de la hoguera de las vanidades en la cual está inmersa y reconstituir el tejido partidista en cada uno de ellos. El momento exige apartarse de cotos, cuotas y cuates; hay rostros y figuras muy desgastadas que en lugar de sumar, restan.

Al mismo tiempo debe apresurarse el proyecto de desarrollo alterno al cuatroteísmo y al neoliberalismo que, retomando algunas de las virtudes de cada uno de ellos, privilegie justicia social y eficiencia, en busca no del paraíso, pero sí de la equidad perdida en todos los ámbitos.

Si los partidos de oposición no modifican su actitud presente y regatean su participación en una alianza amplia, serán presa fácil del oficialismo. Lo visto en los procesos electorales de este año, fueron apenas un esbozo de lo que hará el cuatroteísmo en 2023 y, sobre todo, en 2024.

La opción es sumarse o sumirse.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El Tribunal Electoral confirmó un centenar de ilícitos electorales cometidos por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, gobernadores de Morena, PES y PVEM, y avalaron que ante la desobediencia y conducta reiterada y dolosa para violar la Constitución durante la revocación de mandato, en las próximas denuncias por ilícitos electorales se analizará la pérdida del modo honesto de vivir, lo que les impediría acceder a cargos públicos.

Las corcholatas están en peligro, todas asistieron a eventos y difundieron mensajes en apoyo a los candidatos de Morena en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

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