EDUARDO MERAZ. El entorno mundial difícil ha sido una limitante para conocer los verdaderos alcances del cuatroteísmo; la otra, es la mala gestión -por decir lo menos- del presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez, cuyas erráticas decisiones sólo han servido para ahondar los problemas y devastar las herramientas político-económicas para solucionarlos.
El dogmatismo, asociado a la torpeza gubernamental han erosionado la economía, la vida social y la democracia. México es un amplio y vasto yermo, donde difícilmente florecerán en este sexenio opciones diferentes a las ocurrencias del inquilino temporal del franciscano Palacio Nacional.
Baste recordar las mil y una manifestaciones de rechazo a las políticas de los gobiernos anteriores, pero que hoy se han engrandecido y reforzado, como la desigualdad y la pobreza, las cuales han crecido como nunca antes, en un gobierno supuestamente comprometido con los pobres.
Auto nombrado populista -por el pueblo y para el pueblo-, la gestión cuatroteísta más bien es pueblerina, apegada a las costumbres y hábitos de hace 50 años. Y como entonces, ha logrado lo que no pudieron en tres décadas de neoliberalismo: hacer más ricos a los ricos y empobrecer al resto de la sociedad.
Hoy, la minoría rapaz es más machuchona, al concentrarse la riqueza en menos manos, situación reconocida por el mismo presidente sin nombre, al decir que a este pequeñísimo no le ha ido nada mal en su gobierno.
En contraste, de acuerdo con cifras oficiales, en cuatro años de la presente administración, habrá 6.5 millones de nuevos pobres; es decir, cada día aumenta en 4,450 el número de mexicanos cuyos ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas; es decir, cada hora más de 185 mexicanos se han vuelto pobres.
La búsqueda de la soberanía energética ha succionado con avidez las finanzas públicas, al absorber buena cantidad del dinero de los contribuyentes para echar a andar una refinería que costará el doble de lo originalmente presupuestado y cuyos rendimientos, si los hay, serán hasta el próximo sexenio.
Además, no se sabe si por un sentimiento de culpa por no haber acudido a la Cumbre de las Américas o por esa visión de estadista de verdad que le caracteriza, el mandatario sin lucidez, ofreció al presidente de Estados Unidos venderle en la frontera gasolina barata, después de comprarla más cara, a costa de los recursos públicos.
Ese gesto dadivoso, es el mismo que aplica en todos sus programas sociales, pero por lo visto en casi cuatro años, no sólo empobrece a los mexicanos, sino también al gobierno. Y en lugar de administrar la abundancia, padeceremos mayores penurias.
Gesto que no aplica en el ámbito político, donde lo importante es desecar la vida democrática del país. Ese es el propósito de su reforma electoral, no sólo en términos económicos, por la reducción presupuestal a las autoridades encargadas de organizar y calificar los comicios, sino al limitar la vida del poder legislativo y de los partidos políticos.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Según la chica de rojo, si se aprueba la reforma electoral del presidente sin gracia, se obtendrían 24 mil millones de pesos.
@Edumermo