PULSO/ Se va, se va y ¿…se fue?

EDUARDO MERAZ

Bien podría decirse: donde menos pensabas, salta la libre. Y eso parece ser el caso de Tabasco, gracias al “autismo político y policial” de sus exgobernadores en el futuro nada halagüeño para el supremacismo morenista hacia 2026 y, sobre todo, 2027 cuando habrá de renovarse la Cámara de Diputados y un buen número de gubernaturas.

Este desgaste institucional en Tabasco podría ser el reflejo anticipado de un fenómeno mayor: el debilitamiento de la hegemonía morenista en el Congreso de la Unión. La pérdida de una mayoría calificada es cada vez más plausible, especialmente si los partidos aliados deciden tomar distancia en busca de autonomía política.

Ante esta perspectiva, se acelera la necesidad de una reforma electoral que garantice la supervivencia de las estructuras del llamado “cuatroteísmo” más allá del actual sexenio, aun cuando los tiempos juegan en contra.

El desgaste interno, las divisiones emergentes y el escepticismo ciudadano están forzando a Morena a maniobrar estratégicamente —quizá demasiado pronto— con reformas que podrían no tener el consenso necesario.

Este apremio revela una fragilidad que parecía lejana hace apenas unos años. La narrativa triunfalista que sostenía al movimiento se tambalea frente a la incertidumbre legislativa y la necesidad de conservar espacios políticos clave, como las gubernaturas en disputa para 2027.

La posibilidad de una posible pérdida de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, estarían forzando los tiempos para llevar a cabo una reforma electoral, en la cual el cuatroteísmo se encuentra en la tablita.

El caso de Hernán Bermúdez Requena ya puso a parir chayotes a Morena y sus principales liderazgos, como lo demuestran las ausencias del líder de los diputados, Ricardo Monreal Ávila y del secretario de Organización guinda, Andrés Manuel (Andy, para los cuates) López Obrador, así como los gestos y porras desabridas en defensa del líder del Senado, Adán Augusto López Hernández.

Y uno de los primeros efectos de la falta de vacunas en el país, se registra en el morenismo donde “el agudo sarampión” que padece la mayoría de sus integrantes les impide darse cuenta, escuchar, de las tropelías e ilícitos de otros de sus correligionarios, a pesar de ser vox populi.

El caso Tabasco, como el más sonado en estos días y el propio congreso morenista, simple y sencillamente reflejan la desconexión entre las autoridades de todos los niveles, los dirigentes partidistas y las exigencias ciudadanas.

Así, el momento por el cual atraviesa el ex secretario de Gobernación y “hermano” del ex presidente sin nombre y sin palabra, lo único que está asegurando es amplificar el malestar social y la percepción de impunidad de un gobierno, cuya marca indeleble de corrupto difícilmente desaparecerá de la memoria colectiva.

Uno de los elementos más volátiles en esta ecuación es la actitud de los partidos aliados. Aunque Morena ha mantenido su mayoría gracias a coaliciones funcionales, la fidelidad de estos actores no es eterna.

En este entorno, la reforma electoral se convierte en un campo de batalla más que en un espacio de consenso.

La pregunta de si “se fue” el poder indiscutible de Morena no es simplemente retórica. El debilitamiento en Tabasco, los desafíos en el Congreso, y la volatilidad de sus alianzas hacen pensar que el proyecto transformador vive uno de sus momentos más inciertos. Aunque aún conserva fuerza territorial y narrativa, el desgaste es evidente.

Más que una cuestión ideológica, se tratará de sobrevivencia política. En ese sentido, el futuro del cuatroteísmo dependerá no solo de su capacidad de reinventarse, sino también de aceptar que sus bastiones ya no son inmunes a la crítica ni al cambio.

Y bien vistas las cosas, lo interno es lo mejor de lo peor que se está poniendo el plano externo, con un Donald Trump poniendo piedras en el camino, no sin razón, hacia una administración que en buena medida está atada por poderes fácticos y cárteles.

Este segundo semestre es vital para saber si la supremacía moral, legislativa y morenista se va, se va y se fue o llegó para quedarse.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Conforme pasan las semanas, los meses y los años, se multiplican los planes, los modelos y los esquemas para salvar a Pemex y lograr abastecer a los mexicanos de medicamentos suficientes y a tiempo. En ambos casos, moditos y funcionarios han resultado un fracaso completo y rotundo.

www.entresemana.mx

Check Also

PULSO/ Se va, se va y se fue

EDUARDO MERAZ Sin necesidad de esperar información del vecino del norte, el fiscal General de …