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EDUARDO MERAZ
Mientras el presidente totalmente Palacio Nacional, recurre a su fórmula favorita: a menor popularidad, mayor rudeza, cuando las cosas no salen como él desea, en la oposición buscan terminar con el hiperpresidencialismo y garantizar la estabilidad y eficacia del gobierno en turno”.
Visiones diametralmente distintas. Una, se aferra a establecer un segundo piso a la transformación, sustentada en la mayoría avasallante y, de ser posible, exenta de opositores. La otra, va por un segundo piso a la democracia, donde el poder no sea de un solo hombre o mujer.
En el oficialismo, es evidente el engallamiento de los rudos, después de la designación “ponderada” de Clara Brugada para competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, aun cuando en términos de preferencia popular, Omar García Harfuch le pasó por encima.
Sin embargo, las verdaderas encuestas, las no publicadas en los medios, muestran el bajón presidencial, el de Morena y el de la “bastonera guinda”, a raíz del desdén presidencial hacia los damnificados por el huracán Otis, la no aprobación de un presupuesto para la reconstrucción en Guerrero y la elección de candidatos a gubernaturas.
Despabilar al cuatroteísmo rudo -incluido el bello durmiente de la Comisión Federal de Electricidad-, es transitar el mismo camino trillado para demostrar un vigor cada vez más endeble y con menos adeptos, pero sirve de engañabobos para un movimiento donde las fisuras son inocultables.
En ese sentido, se ubica la terna presidencial para sustituir al exministro Arturo Zaldívar. Al amparo del palaciego principio de 90 por ciento lealtades y 10 por ciento capacidades, el mandatario propuso a: Bertha María Alcalde Luján, Comisionada de Operación Sanitaria de la Cofepris y hermana de Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación.
Lenia Batres Guadarrama, consejera Adjunta de Legislación y Estudios Normativos de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal, es hermana de Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Y María Estela Ríos, actual Consejera Jurídica de la Presidencia de la República.
Como se colige, el “tono rudo-oscuro” predomina en las propuestas y anticiparía la actitud preventiva del habitante temporal de Palacio Nacional de una contienda presidencial cerrada, que podría llegar a la instancia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Así, quiere asegurarse de contar con los votos suficientes en el poder judicial, en caso de ser necesario a la hora de calificar los comicios de 2024. Es decir, se “amarra el dedo antes de cortárselo”.
Esta visión dictatorial, difiere en absoluto del proyecto del Frente Amplio Opositor, que pretende eliminar al carácter absolutista del ejecutivo. La alternativa es construir un gobierno de coalición, que refleje la voluntad ciudadana expresada en las urnas y sirva para regular el funcionamiento de las autoridades, al desaparecer derechos metaconstitucionales, como ocurre hasta la fecha.
Con ello, se mandaría al basurero de la historia la gobernanza por caprichos u ocurrencias y, se fortalecerían los instrumentos jurídicos para garantizar la estabilidad y eficacia del gobierno en turno”.
La forma primitiva y ruda utilizada por el presidente sin nombre y sin palabra para “amarrar” un triunfo electoral aún en el aire, se puede convertir en mayor respaldo o rechazo social. El tiempo lo dirá.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Esta semana, con la iglesia toparon el presidente palaciego y las candidatas presidenciales del oficialismo y el frente opositor. Entre los temas que inquietan a la jerarquía católica, se encuentran descomposición del tejido social, el proceso para la construcción de paz en México y el problema humanitario de los migrantes.
Y aún faltan los diálogos en la APEC, en San Francisco, California, con los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China Xi Jinping. ¿Todo bien en Palacio?
@Edumermo
