PULSO/ ¿Punto muerto?

EDUARDO MERAZ. Aunque el presidente sin nombre y sin estatua hable, hable y hable, la gestión pública se encuentra en un relativo “punto muerto”. Todos, propios y extraños del cuatroteísmo, están a la espera de conocer los resultados de la revocación de mandato y, con base en ello, tomar decisiones.

Sin embargo, el estado de ánimo efervescente de los días recientes, indica que los dimes y diretes entre el oficialismo y los opositores continuarán y, muy probable, el tono de agresividad se eleve, por lo cual el “impasse” que todos deberían promover no está entre las prioridades.

Habrá de verse cuál es el derrotero que elige el gabinete y el mandatario innombrable, ante el “voto de silencio” sobre propaganda gubernamental al que le obliga la ley; condición inmejorable para que la oposición gane espacios en la discusión de los asuntos de Estado, pues hasta ahora no da pie con bola.

Dentro de los posibles escenarios que podrían presentarse en los siguientes dos meses, es muy factible la aparición de nuevos escándalos de corrupción y mala gestión relacionados con los tres niveles de gobierno, en particular de autoridades morenistas, como ya ocurre en la Ciudad de México con la Ivermectina y el maltrato a infantes.

También es dable esperar en los próximos dos meses se agudice la confrontación, la “batalla por la consulta”. El oficialismo tratando de alcanzar una participación copiosa; y los opositores buscando crear un vacío en torno ha dicho ejercicio.

Otro aspecto sobresaliente para este periodo es la labor a desarrollar por el Congreso de la Unión, donde se vislumbra la discusión y aprobación de leyes y normas de mínimo impacto.

Si bien el análisis y confrontación de ideas en torno a la reforma eléctrica seguirá teniendo impacto en los medios de comunicación, lo más seguro es que su discusión en el pleno se realice hasta la segunda mitad del año. Lo único cierto es que sin ajustes, no pasará.

Y no se trata sólo de “soberanía energética”. En el fondo, se busca definir el porcentaje de participación económica del binomio gobierno-milicia, así como los alcances de posibles expropiaciones e indemnizaciones al capital privado. Los riesgos podrían alcanzar a los machuchones que, por el momento, creen estar a salvo.

Como una variable tangencial, se ubicaría la propuesta de la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, con miras a que la primera se encargue de manera más decisiva a los asuntos de seguridad pública e interior, y la segunda a consolidar su holding empresarial y, en caso necesario, velar por la seguridad nacional.

En tanto, en el ámbito de los partidos políticos la lucha intestina en Morena, entre rudos y moderados alcanzará nuevos niveles, a consecuencia de la sucesión presidencial adelantada y las urgencias de obtener triunfos en las elecciones estatales de este año, que permitan disimular las fisuras internas.

Estamos frente a la posibilidad de una temporada de mayor crispación, en la cual imposibilitado, por ley, a presumir los “logros” de su gobierno, el mandatario innombrable se verá obligado a defenderse como gato boca arriba ante la aparición de noticias que cuestionarán su proceder en materia de corrupción seguridad, salud, pobreza y crecimiento económico.

Se vislumbran días agitados y difíciles. De manera lastimosa, el tiempo de veda, estará lejos de ser “punto muerto”, en el cual se pudiera construir un escenario de tranquilidad, donde se atemperen los ánimos y los actores políticos y económicos de todos los colores y sabores realicen una seria y profunda reflexión sobre el futuro de México.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Una nota publicada en Milenio señala que la FGR no hace mención de los sobornos para legisladores, a fin de que fuera aprobada la reforma energética de Enrique Peña Nieto ni a entonces funcionarios del ramo energético como José Antonio Meade, José Antonio González Anaya o Carlos Treviño, como lo denunció Lozoya.

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@Edumermo

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