PULSO/ Pedorros

EDUARDO MERAZ

Lo que natura no da, presidencia de la mesa directiva no quita. Los presidentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores confirman su autoridad inmoral, al  convertir la labor legislativa en una pedorriza.

A lo largo de las últimas semanas, en particular la más reciente, el debate sobre la reforma al poder judicial ha demostrado la imperiosa necesidad de asegurar una interpretación precisa de la constitucionalidad de los cambios a las leyes.

Calificar de “pedorro” un artículo del orden jurídico vigente, como lo hizo Gerardo Fernández Noroña, forma parte de la argumentación diarreica del senador que, al igual de los sofismas del diputado Ricardo Monreal dan forma al auténtico y único “golpe aguado”.

Estamos frente a la versión aún más pedestre del apotegma cuatroteísta: no me vengan con el cuento de que la ley es la ley.

Sin menoscabo de la visión argüida por los ministros de la Suprema Corte, en el sentido de dar cauce a una consulta solicitada, la respuesta altisonante de legisladores del oficialismo, en poco contribuye al análisis sereno y juicioso.

Existe consenso de reformar al poder judicial. Las diferencias se dan en la forma y fondo de cómo llevarla a cabo. La polarización existente, ahora se ha agudizado y puede tener consecuencias impredecibles.

La óptica del cuatroteísmo es diametralmente opuesta a la que sostenían siendo oposición, cuando justificaban y exigían, en 2014, la intervención de la Corte para revisar la constitucionalidad de la reforma energética.

Hoy se desgarran las vestiduras y ponen el grito en el cielo por la intención de trabajadores del poder judicial, que acuden a hacer valer su derecho de solicitar amparo ante un ordenamiento que consideran lesivo.

Olvidan mañosamente sus consultas “gansito” para la cancelación del aeropuerto de Texcoco o la de “ratificación” de mandato, a las cuales dieron valor, sin cumplir a cabalidad con los mandatos de ley.

Si el contenido del marco jurídico vigente, contiene artículos “pedorros”, desde el punto de vista de Fernández Noroña, en buena medida es por la participación de legisladores como él, dónde predomina el lenguaje “aguado”.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Al cumplirse la primera semana de Claudia Sheinbaum, tendrá en su haber medio millar de asesinatos; cifra poco alentadora, que reclama acciones rápidas y eficaces, a fin de evitar un segundo piso en este renglón.

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