EDUARDO MERAZ. Festinar haber obtenido unos cuantos votos más que Felipe Calderón en 2006, habla del verdadero tamaño del presidente sin nombre, sin estatua y sin gracia, sobre todo si se considera que en aquel lejano año había 22 millones menos de votantes a los de la consulta de revocación de mandato.
Si el mandatario y sus huestes quieren seguir engañándose y equivocándose, allá ellos. El aumento del padrón electoral en los 16 años transcurridos entre una y otra fecha, es casi 1.5 veces mayor al total de sufragios recibidos este 10 de abril por el actual titular del ejecutivo federal.
Esa pequeña diferencia es suficiente como para acallar las trompetas del triunfalismo y evitar comparaciones odiosas con el pasado, al que de tanto recurrir se le ha encarnado como una segunda piel, de la cual no se puede desprender sin perder su esencia.
Lo mismo ocurre con las autoridades electorales, para las que sí, efectivamente, la ley es la ley y no un cuento y, que por lo mismo, son objeto de cotidianos de intentos de demolición de parte del oficialismo, para el que las normas no valen nada, como se demostró en la promoción de la consulta de revocación de mandato.
Como señalamos ayer, ni siquiera los 25 millones de familias beneficiadas con las dádivas -cuyo origen son los impuestos que pagamos los mexicanos y no el bolsillo de los gobernantes-, con al menos un votante, acudieron a brindar su apoyo.
Los jóvenes construyendo el futuro, los padres de los 11 millones de alumnos que reciben becas, los que siembran vida y los adultos mayores, entre muchos recipiendarios de apoyos, muchos de ellos no pudieron o quisieron acudir a las urnas.
Mucho menos lo hicieron los millones de mexicanos que han visto descender sus niveles de vida y los otros que cayeron en pobreza económica y laboral. todos a quienes prometió el edén y los tiene en el purgatorio de una transformación rumbo al autoritarismo.
Los menos, en número, se ubican en las clases medias, los universitarios a los que denosta con sus críticas por tener ambiciones de progreso, siendo que está rodeado de aspiracionistas, racistas e individualistas, tanto en la familia como entre sus colaboradores.
Tampoco concurrieron a las urnas los deudos del casi millón de víctimas que deben acreditarse al errático manejo de las políticas de seguridad, de salud, de economía y la ausencia de solidaridad del cuatroteísmo.
El discurso moralino contra la corrupción, según se ha visto en los tiempos recientes, son solo palabrería hueca, pues en los hechos cada vez son más frecuentes los ilícitos en que son sorprendidos sus cercanos.
Competir contra sí mismo, a sabiendas de que, aún perdiendo, no desocuparía los suntuosos pasillos del Palacio del Bienestar, que no tiene ni Obama, fue un autoengaño en el cual quiso involucrar a los ciudadanos.
Todos estos factores se reflejaron en una jornada electoral poco triunfal nada histórica para el principal y, tal vez, único activo sólido del morenismo, cuyo color guinda cada vez se ve más deslavado, por tanta equivocación.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La Fiscalía General de la República (FGR) se desistió del proceso que había iniciado contra tres abogados y un contador, quienes fueron denunciados por el también abogado Juan Collado Modelo, de presuntamente haberlo extorsionado. ¿Firmaron la pipa de la paz Alejandro Gertz y Julio Scherer o quieren evitar más escándalos?
@Edumermo