PULSO/ Nada nuevo

EDUARDO MERAZ

La continuidad sigue. Diversas imágenes de la ceremonia de relevo en el poder ejecutivo, podrían tener mayor simbolismo político que los discursos de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Lo más significativo en la ceremonia oficial de toma de protesta, fue el tono de mesura prevaleciente en las distintas fuerzas políticas, el cual también se hizo patente en las palabras de la mandataria entrante.

De inicio, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó en claro su interés de proseguir con el modelo denominado “humanismo mexicano”.

También fue notorio el interés de la titular del ejecutivo de dejar de lado culpar al pasado de los males que aquejan a México. Tampoco intentó alentar la división entre sectores o insistir en la descalificación generalizada de quienes difieren de la visión cuatroteísta.

Tanto en el discurso de toma de protesta de la Primera Magistratura como en el pronunciado en la plancha del Zócalo no hubo puntos discordantes o espectaculares. Fue la reiteración de muchos de sus pronunciamientos de campaña y como presidenta electa.

Sheinbaum Pardo fue bastante parca  en  cuanto a promover con vigor la unidad nacional o en fijar compromisos para alcanzar el equilibrio y separación de los tres poderes de la Unión; asuntos de la mayor relevancia para una vida republicana plena.

Ni deslindes ni reiteración plena del primer tramo del cuatroteísmo. Apenas leves esbozos de un estilo personal de gobernar distinto al de su antecesor.

De las pocas promesas formuladas por la titular del ejecutivo en su primer día de gestión se encuentran las relativas a la reducción semanal de la jornada laboral a 40 horas, así como incrementos en los programas sociales.

Aumentos que no se limitan a la cobertura de los mismos, sino a nuevos apoyos y a los montos, para que su actualización no sea inferior a la inflación.

Ciertamente, Claudia Sheinbaum Pardo no establece fechas fatales para cumplir con tales compromisos, pues es evidente que su concreción está condicionada por la salud de las finanzas públicas, por el momento no muy sanas.

La igualdad sustantiva es un interés especial para la mandataria, pues en años recientes hemos visto no solo trabas para alcanzar dicho propósito, sino inclusive un aumento en la violencia hacia las mujeres.

Sería injusto calificar de anodinos los discursos de Sheinbaum Pardo, pero tampoco lograron levantar el entusiasmo del respetable. La falta de novedades nuevas novedosas y la ausencia del estridentismo precedente parecen ser el tono futuro.

Tal vez la falta de “aclimatación” a la silla presidencial y al Palacio Nacional haya sido la causal de definiciones más precisas. Por lo pronto nada nuevo del guión del continuismo.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Los acomodos y reacomodos en los medios de comunicación de fechas recientes, no dejan de sorprender. ¿Hay riesgos para la libertad de expresión?

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