PULSO/ México “Trumpiado”

EDUARDO MERAZ

La asunción, por segunda vez, de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos está lejos de ser motivo de alegría y felicidad para el segundo piso de la transformación, encabezado por Claudia Sheinbaum.

Más allá de reales o ficticias animadversiones, las urgencias de corregir desequilibrios económicos y financieros en el país de las barras y las estrellas podría derivar en momentos de rispidez.

La renovación de las advertencias del mandatario estadounidense sobre el impacto del fentanilo, la migración de miles de mexicanos y de otros países de América Central y Sudamérica, así como la participación de productos e insumos chinos en las exportaciones mexicanas hacia su principal socio comercial no son del agrado de Donald Trump.

En espera de conocer la profundidad de las medidas ejecutivas del mandatario estadounidense para tratar de “corregir” los intercambio con México, Canadá y China en específico, las posibilidades de declarar una “emergencia económica nacional” son amplias, pues eso le permitiría imponer condiciones económicas y políticas a estos y otros países.

Fajador por naturaleza, Trump difícilmente rehuirá cualquier confrontación. Al contrario, su apuesta se limita a doblegar a quienes, desde su perspectiva, han minado la grandeza de Estados Unidos en el concierto internacional.

Y poco le importará aplicar medidas “draconianas”, tanto a sus connacionales como a los de otras naciones, si con ello logra reestablecer el predominio estadounidense.

En el caso de México, la estrecha y amplia vecindad existente y reafirmada a través del tratado comercial junto con Canadá (T-MEC), se ha constituido en uno de los obstáculos a remover, sobre todo porque Trump considera que su antecesor, Joe Biden, fue demasiado blando con el gobierno de López Obrador, lo cual trajo consigo aumento en el número de migrantes, de exportaciones mexicanas a su mercado y el trasiego de opioides, lastimando a la población norteamericana de distintas maneras.

Los discursos y declaraciones de Donald Trump acerca de México revelan el hartazgo hacia el comportamiento ventajista de su vecino del sur, por lo cual considera indispensable poner orden.

Si considera necesario llegar a las “trumpiadas” con México y Canadá, no dudará en hacerlo, pues su peso en el mercado trinacional le otorga ventajas extraordinarias.

A partir de hoy, los mexicanos conoceremos el estado de ánimo y los “moditos” del recién llegado mandatario norteamericano.

Desde que fue declarado presidente electo, Trump ha endurecido su discurso hacia México, y con ello ha forzado al gobierno actual a dejar la pasividad en materia de contención de los flujos migratorios y en el combate a los grupos criminales, en especial a quienes trafican fentanilo.

Por encima de las derrotas mexicanas en casi todas las controversias comerciales con Estados Unidos en materia de maíz transgénico y asuntos laborales, la no invitación a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a su investidura, es sintomática de una futura relación bilateral poco tersa, por más que el gobierno cuatroteísta quiera restarle importancia.

Los anuncios de algunos miembros de su gabinete de aplicar deportaciones masivas de migrantes, sea mexicanos o de otras nacionalidades, el combate frontal al tráfico de opioides, revisiones estrictas al contenido nacional de las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos y aplicación de cuotas al envío de remesas, implicaría severos reveses a la economía de México.

En el ambiente interno, las graves limitaciones en la captación y uso de recursos públicos y la pausa en inversiones del sector privado, vuelven más vulnerable la posición de México ante las inminentes “trumpiadas” por venir.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

La ausencia de Marcelo Ebrard en Washington en fecha tan especial, ¿es para no dar la impresión de nuevos dobleces?

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