EDUARDO MERAZ
Dominada por el dulce encanto de la toma de posesión, la virtual presidenta Claudia Sheinbaum no puede minimizar el difícil arranque de su sexenio en materia económica: sube la inflación y baja el crecimiento.
La combinación de ambos factores están bastante lejos de ser una temporada otoño-invierno placenteros. Eso sin contar posibles impactos provenientes del exterior, tanto por la evolución económica como por el resultado electoral en Estados Unidos.
La inocultable desaceleración de las actividades productivas en México ha obligado a los especialistas a reconocer una disminución en el Producto Interno Bruto, menor a 2 por ciento, lejos de la estimación del Banco de México, calculada en 3 por ciento.
Por su parte, la carestía en los consumos de los mexicanos, también se encuentra por encima de las proyecciones del Banco central. A julio pasado, la inflación alcanzó un nivel de 5.57 por ciento, aunque el aumento en frutas y legumbres supera el 23 por ciento.
De poco sirven las declaraciones presidenciales, tanto del saliente como de la entrante, en el sentido de tener una economía fuerte y finanzas públicas sanas, cuando al pueblo bueno y sabio no le alcanzan sus ingresos para lo más básico.
Pero eso en forma alguna inquieta al mandatario cuya caducidad está a punto de concretarse, pues desde dentro de los muros y vallas de Palacio Nacional, la vida es más sabrosa, ya que todo le sale gratis.
Y como su manutención y la de sus favoritos se carga a los contribuyentes, se muestra dadivoso con lo que no es suyo, dejando pruebas fehacientes de ser un mal administrador.
Ya sea por ineficiencia o corrupción, o por ambas cualidades del cuatroteísmo las obras como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas nos salieron en un ojo de la cara y sin que estén en pleno funcionamiento y mucho menos la certeza de ser rentables.
Si a ello sumamos lo caro de haber reconvertido a las fuerzas armadas en un grupo empresarial, aunque más bien se asemejan a Pemex y la CFE, a las cuales hay que “rescatar” cotidianamente, la situación no viene fácil.
Por ejemplo, no sólo se les dió un multimillonario presupuesto, sino que en el primer semestre de este año, con las contribuciones de los mexicanos se han entregado 1,900 millones de pesos en subsidios al “holding verde olivo”.
De esta forma, el cuatroteísmo con la futura presidenta seguirán a pie juntillas la máxima de muchos apostadores: “manden dinero, vamos ganando”, mientras la población seguirá perdiendo en poder adquisitivo, en derechos y en libertades.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Claudia Sheinbaum, calculó que se requerirán 48 mil millones de pesos para concluir el proyecto del Tren Interoceánico y 35 mil millones de pesos más para finalizar las obras del Tren Maya que, como el AIFA, terminará siendo un medio de transporte de carga.
@Edumermo