EDUARDO MERAZ
Como parte de la “política morrallera” de la actual administración en materia de seguridad, de presupuesto y de queda bien con el futuro gobierno de Estados Unidos, hemos sido testigos de “golpes espectaculares” supuestamente al crimen organizado -con detenciones de funcionarios menores-, decomiso de volúmenes importantes de narcóticos y confiscación de bisutería de procedencia china.
Como en muchas ocasiones aconteció en el sexenio pasado, sobre todo cuando nuestro principal socio comercial externaba inconformidades por la actuación blanda del cuatroteísmo para garantizar seguridad y combatir a los grupos delincuenciales, hoy, de nueva cuenta, estamos frente a un nuevo engaño de autoridades “justicieras”.
En estas actuaciones, dignas de un Oscar, la acción enérgica del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se ha centrado y concentrado en los eslabones más débiles de la cadena de corrupción, sin atender las verdaderas causas de los delitos, que en este clima de elevada permisividad ha florecido como nunca.
Con un principio de autoridad muy desdibujado, después de decenas de años de preminencia del apotegma “es más fuerte la complicidad que la justicia”, hemos visto cómo el origen del tránsito lícito, ilícito y lisito de mercancías por las fronteras y adunas de México, es la principal causa de muchos de los males que padecemos la mayoría de los mexicanos.
Por ejemplo, en el caso del “Operativo Enjambre”, después de los resultados mediocres, tuvieron que elevar a 24 las órdenes de aprehensión, 10 más a las originalmente previstas, y únicamente siete ejecutadas y el máximo cargo detenido es el de una presidenta municipal.
Tal vez el terreno en donde las estrategias y tácticas empleadas por el combate al narcotráfico ha alcanzado metas relevantes, sin ser los máximos niveles lo tenemos en la confiscación de drogas y en la destrucción de plantíos y laboratorios de estupefacientes, sin haber llegado a los máximos obtenidos en administraciones previas a 2018.
En cambio, con más estridencia mediática que efectividad para combatir la supuestamente ilegal introducción de mercancías foráneas, en particular las de procedencia china, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, llevó a cabo un “Operativo Limpieza” en un edificio ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México.
Haber recuperado 7.5 millones de pesos en productos de los que no se sentía certeza de su situación fiscal, sólo revela la pequeñez del secretario de Economía, que en realidad “atacó” a la morralla de los vendedores finales y no a los grandes importadores.
Y así como las injusticias no se registran sólo en el poder judicial, sino también entre policías, ministerios públicas y fiscales, en el caso del contrabando de bienes y artículos, la responsabilidad recae en agentes aduanales y en autoridades aduaneras que, por lo visto, no cumplen adecuadamente sus tareas.
De acuerdo con manuales de comercio exterior, una vez que un producto sobrepasa los límites de las aduanas -en donde se supone cubrió todos los requisitos habidos y por haber-, su estancia en el mercado mexicano es legal y legítima.
Lo que sucede al interior de los recintos aduaneros, por lo visto, se queda en esos lugares; lo que pasó por sus manos, se vuelve objeto de purificación, por lo cual debería ser inmune a las asechanzas de otras oficinas gubernamentales. Es decir, “justicia a vistas y pago por ver”.
Los nuevos integrantes del equipo de trabajo de la presidenta Claudia Sheinbaum confunde cambio con morralla.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La “ministra de la vecindad”, Lenia Batres, manifestó que se tendrán “muy buenas candidaturas en las boletas”, en relación con el alto registro en el número de aspirantes a ser juzgadores pues, según ella, asegura “magníficos perfiles”.
[email protected]
@Edumermo