PULSO/ Jugando al ahorcado

EDUARDO MERAZ

Mientras el mandatario palaciego, perfectamente envallado y ensillado rinde su último informe, las huestes morenistas y el poder judicial estiran la cuerda para ver quien se ahorca primero.

En el Zócalo de la Ciudad de México, la tóxica atmósfera de autoelogio impedía respirar con libertad, aunque no se registrará el apretujamiento de ocasiones anteriores, por la falta de un buen espectáculo musical.

Aunque, a decir verdad, a los oídos de los asistentes al evento, las palabras del ya casi no presidente sonaban a arias celestiales pues, según el ejecutivo sin nombre y sin palabra, todo lo realizado en su gobierno fue histórico y espectacular.  Así es el mundo de ensueño del próximo residente de “La Chingada”.

En el paraíso de los otros datos, al ritmo de Chico Che -preferido en el palacete virreinal- no tuvieron cabida los más de un millón de muertos: 800 mil por la pandemia, casi 200 mil por la violencia y más de 50 mil desaparecidos.

Cifras verdaderamente históricas y sin precedente y que dan sustento al “humanismo mexicano”, al superar las registradas en el presente siglo y sólo equiparables a las registradas durante la etapa de la Revolución, hace poco más de 100 años.

Este logro inigualable, obedeció a las diarias y madrugadoras reuniones del gabinete de seguridad, así como a las labores de inteligencia, hoy en entredicho por la detención de Ismael, “El Mayo”, Zambada.

Además de los 800 mil muertos por el COVID, de las cuales un 40 por ciento son atribuibles a la ineficiente del responsable, Hugo López Gatell, se deben sumar los fallecidos por falta de medicamentos, insumos y equipos sanitarios.

Estas cifras son muestra clara de cómo, casi sin darnos cuenta, alcanzamos -desde la óptica palaciega- el sistema de salud más mejor al de Dinamarca.

También histórica e inexplicable es la pesada deuda que lega el saliente presidente totalmente Palacio Nacional, cuya austeridad republicana incrementó en 6 billones de pesos, equivalentes a 7 veces el rescate financiero, Fobaproa.

Ciertamente hoy contamos con obras   carísimas, al más puro estilo neoliberal y que tardarán varios años en ser rentables, si es que lo logran o son rescatadas, segun la versión cuatroteísta, a costa de continuar dejando en ruinas los servicios públicos.

Labor destructora que busca extender a aquellas instituciones que exhiben sus destinos, en especial todo lo autónomo.

Pero de tanto tirar la cuerda a fin de ser autor y beneficiario de la “humanista dictadura perfecta”, puede terminar asfixiado por su pasado y sus relaciones non sanctas o por sus aliados de conveniencia.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Por cierto, el mandatario palaciego ¿Pago ya sus impuestos por las regalías de sus libros? Acuérdese que no es posible condonar los tributos.

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@Edumermo

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