PULSO/ En cristalería

EDUARDO MERAZ. Con la arrogancia de sentirse el presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez, ha decidido confrontarse con todo aquel osado en cuestionar sus dichos y acciones o simplemente emita un comentario adverso a su gobierno y no dejar títere con cabeza.

En su teatro en atril mañanero de este jueves, mostró desde un principio no estar de buenas y como si fuera un augurio del futuro de su administración, espetó: “lo mejor es lo peor que se va a poner”, para soltar su ya muy repetida risa socarrona.

Como si estuviera en cristalería, se lanzó con todo en contra de los clérigos de la iglesia católica, de algunos integrantes de la comunidad judía y de posibles titulares de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

A disgusto con todo mundo, se ve le calaron en lo más profundo de su vanidad las declaraciones del sacerdote “Pato”:  “los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, a raíz del asesinato de dos de sus colegas, que resumen el clamor nacional de que el mandatario sin lucidez,  revise su estrategia de seguridad pública.

Y asumiendo a plenitud su papel de incomprendido, el mandatario sin gracia, hubo de recurrir al viejo expediente de culpar de todo lo malo al ex presidente Felipe Calderón -su pesadilla recurrente-, y con voz engolada arremetió duro y macizo contra la iglesia.

¿Qué quieren los sacerdotes, que resolvamos los problemas con violencia? ¿Vamos a desaparecer a todos? ¿Vamos a apostar a la guerra? ¿Por qué no actuaron con Calderón? ¿Por qué callaron con las masacres?”. Con tono casi bíblico, les dijo: una cosa es que tengan simpatías con los partidos conservadores y otra cosa es la mentira y la calumnia y el “levantar falsos testimonios”.

Los 125 mil asesinados, los más de 30 mil desaparecidos y el creciente índice de feminicidios y de muertes de niñas, niños y adolescentes durante su mandato, difícilmente pueden tomarse como testimonios mentirosos, por más blindaje contra la realidad que recubre Palacio Nacional.

Como también Beatriz Pagés y Carlos Alazraki externaron sus sospechas del arribo de venezolanos por el aeropuerto de Santa Lucía, el presidente sin gracia descargó su ira sobre el publicista -de origenes judíos- al que consideró -un día antes- “hitleriano”, lo cual provocó la inmediata respuesta de la comunidad judía,que rechazó el uso del término, considerando un enunciado «lamentable e inaceptable».

No obstante lo comedido del reclamo, el ejecutivo sin nombre recargó baterías y se atrevió a expresar: “eso no quiere decir que toda la comunidad tenga una especie de patente de corzo para poder dañar, afectar un movimiento de transformación, nada más por sus ideales, su pensamiento, su conservadurismo, les repito, su hitlerismo”.

Y sin poderse contener, también se lanzó contra miembros del Poder Judicial, que en fecha próxima deberán designar al sustituto de Arturo Zaldívar. Y como quiere un ministro presidente a modo, como el que está por concluir su periodo, sin decir nombres los tildó de corruptos, peleles y cuando adjetivo peyorativo se le ocurrió.

Así, el Salón Tesorería del franciscano Palacio Nacional se convirtió en cristalería, donde el presidente sin lucidez topa con el desastre de su gobierno y la emprende contra todos aquellos atrevidos por no caer en sus mentiras y falsos testimonios.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

La organización civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló este jueves que Grupo Vidanta, de Daniel Chávez Morán, amigo del presidente López Obrador y supuesto patrón de su hijo José Ramón López Beltrán, ha recibido en el actual gobierno federal la ampliación de concesiones de playas y otras licencias para sus desarrollos turísticos.

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