EDUARDO MERAZ
A pesar del amplísimo triunfo de su abanderada presidencial -haiga sido como haiga sido-, las huestes cuatroteístas quieren aniquilar a la oposición y a la vez, exaltan al saliente presidente del No.
En redes sociales priva la descalificación, el escarnio y la burla hacia opositores y adversarios. Ánimo secundado por algunos legisladores, para quienes la mayoría obtenida debe interpretarse como “solo mis chicharrones truenan”.
Postura distinta a los llamados a la unidad -de dientes para afuera- de quien ya va de salida de Palacio Nacional y la convocatoria al diálogo de la virtual presidenta, Claudia Sheinbaum.
Estas campañas, alentadas desde el oficialismo, dan al traste con el imperativo de dejar atrás la división y el encono entre la población.
Como el mandatario palaciego, los cuatroteístas anhelan convertirse ahora en la nueva “liga de la decencia”, a partir de su triada del “noismo”: no mentir, no robar y no traicionar, aun cuando en los hechos sea todo lo contrario.
Más aún, a su noismo ya le pusieron segundo piso: no reconocer errores ni fallas, no aceptar los puntos de vista diferentes, no dar explicaciones, no aceptar la división de poderes, entre otras.
El jefe de las “buenas conciencias” versión región 4T, de acuerdo con especialistas pronuncia, en promedio, alrededor de 80 mentiras en cada sesión de su teatro en atril mañanero.
Además, el “noismo” presidencial se ha elevado a grados superlativos. Dice no ofender a nadie y menos a mujeres; no ser vengativo ni rencoroso, no violentar las leyes, no permitir la corrupción, no al apego al poder ni al dinero y un no larguísimo a todo lo diferente.
En cuanto a su relación con sus gobernados, el presidente totalmente palaciego no atiende a las víctimas de violencia y malos servicios de salud, no recibe a las madres buscadores, no castiga a los malosos de ayer y hoy.
Guarecido a piedra y lodo en su “Palacio de la (im)Pureza”, ha acogido a nuevos solovinos, mancomunado con machuchones y rapaces y abrazado delincuentes. Ha sido un gobierno impío, no sólo con millones de renegados del cuatroteísmo, sino con las víctimas de su mala gestión.
Pero los conversos a la nueva Liga de la Decencia quieren beatificarlo, antes de que empiece la mudanza a “La Chingada”, en Palenque.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ