PULSO/ El engrudo y las bolas

EDUARDO MERAZ. Al cuatroteísmo le empiezan a salir todos los chipotes de su actuar atropellado y valemadrista de sus primeros años de administración. Por más insistencia en decir que todo va bien y no pasa nada, los otros datos de la realidad lo van poniendo en su lugar.

La confirmación de defectos constructivos y de mantenimiento de la Línea 12 del Metro, la suspensión por tiempo indefinido del tramo 5 del Tren Maya, el reconocimiento de los riesgos que deben enfrentar los médicos para acudir a zonas apartadas, la instrucción del INAI a la CNDH y los escándalos de los periodistas por ser detenidos en retenes de organizaciones criminales, en los días recientes, son muestra de su ineptitud para ser gobierno.

Ineptitud difícil de esconder con el viejo argumento de ser víctimas de las circunstancias y de los embates de los conservadores, cuando el propio presidente sin nombre reconoce y acepta que el neoliberalismo podría ser el modelo de desarrollo perfecto, si no fuera por la corrupción.

Tan es así, que desde el principio de su gestión, el mandatario sin gracia ha seguido a pie juntillas las recetas de este este esquema, como jibarizar a las instituciones públicas, hasta llegar no sólo al gobierno mínimo, sino al gobierno pobre, cuyos efectos son más perniciosos a los del gobierno rico.

Sin saber a ciencia cierta el significado de su movimiento, en la florería cuatroteísta se les hace bolas el engrudo y por eso tienen que recurrir a su arsenal de marrullerías para detener la caída en las preferencias electorales, sin querer reconocer los yerros cometidos.

En vísperas de las elecciones en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, el morenismo se llena de contradicciones. Y hoy gimotea por la posibilidad de la aparición de hechos de violencia durante los comicios, cuando ellos fueron los primeros en encender la pradera, con discursos incendiarios al llamar traidores a la patria a quienes desecharon la reforma eléctrica.

de la confianza absoluta en obtener las seis gubernaturas en disputa, han terminado pasando por encima de las leyes y utilizado al máximo los recursos públicos, económicos, materiales y humanos de manera ilícita.

Ante las evidencias de derrotas inimaginables, el cuatroteísmo ha tenido que sacar a pasear a sus corcholatas presidenciales, a placearlas  para ver si eso levanta el alicaído ánimo de sus huestes, que acuden a sus actos de proselitismo más por los apoyos en especie, que por convicción.

Y como ni con eso están seguros de obtener los triunfos prometidos al huésped de Palacio Nacional, hoy claman la ayuda de las autoridades electorales, a las que un día sí y el otro también desdeñan para supervisar la jornada electoral. También piden una mayor presencia de la Guardia Nacional; sólo les falta hacer pública su solicitud a la delincuencia organizada que les eche una manita.

La carestía de la vida y el desdén hacia las víctimas de la violencia y la inseguridad se manifestarán en las urnas este 5 de junio, poniendo en evidencia que un gobierno de saliva no es un buen gobierno.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

¿Se puede pactar con el crimen organizado y, al mismo tiempo, declararle la guerra, como dice el mandatario sin gracia que hizo Felipe Calderón? Lo dicho, el engrudo se les hace bolas.

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@Edumermo

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