PULSO/ Dobleces chinos

EDUARDO MERAZ

Donald Trump aún no ganó las elecciones en Estados Unidos y ya impuso condiciones a México. Más pronto que rápido el gobierno cuatroteísta volvió a doblarse y revisará su relación comercial con China.

Bastó al candidato republicano anticipar sus intenciones de frenar las importaciones de autos chinos, fabricados en México, para que el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, encontrara desequilibrios significativos en la balanza comercial entre el país asiático y el nuestro.

Hasta antes, tal inquietud nunca la externó el gobierno cuatroteísta. Al contrario, se exaltaba la inversión procedente de China y se le recibía con los brazos abiertos.

Fueron suficientes unas cuantas palabras del “amigou” Trump para cambiar la percepción. Al intervenir el fin de semana en el foro “Balance económico sobre desarrollo industrial y T-MEC”, Ramírez de la O le encontró peros al comercio entre China y México.

En defensa de la “nueva visión” mexicana en sus tratos con el gigante asiático, el secretario de Hacienda hizo notar la participación China en el producto interno bruto mundial, la cual aumentó de 3.6 a 18 por ciento y el de Norteamérica bajó de 35 a 29, mientras la de Estados Unidos de 30 a 25 por ciento.

Es lógico que tanto los estadounidenses como los mexicanos estemos reclamando nuestra parte justa de esta demanda mundial y por eso tenemos el Plan México, resaltó.

Sin dar a conocer los detalles de dicho proyecto, la intención de revisar los desequilibrios, en realidad debe interpretarse como el interés de complacer las exigencias del abanderado republicano a la presidencia de Estados Unidos.

Más aún, si Donald Trump manifiesta su intención de no revisar los actuales términos del T-MEC, expulsar a mexicanos sin papeles y amurallar la frontera con México, se encienden los focos rojos en el palacete virreinal.

Podrá argüirse que son promesas de campaña, pero existe la anterior experiencia cuando el entonces mandatario Trump forzó la instauración de la “Mexican Border Patrol”, con 28 mil elementos de la Guardia Nacional en labores de contención de migrantes.

Significativamente, ni la titular de Economía saliente, Raquel Buenrostro, ni el futuro secretario del ramo, Marcelo Ebrard, aludieron al desigual intercambio de mercancías entre China y México, temática de su responsabilidad y no del responsable de las finanzas públicas.

Si se entienden bien las señales, las “condenas o justificaciones” por las expresiones y moditos trumpianos, son palabras que se lleva el viento y no tienen ni tendrán efectos tangibles en la animosidad del republicano.

Lo expuesto por Ramírez de la O es indicativo de la vulnerabilidad del gobierno mexicano en sus vínculos con su principal socio comercial. China es un pretexto para que se modulen algunas de las políticas de México en el futuro.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Los carajos presidenciales, cuando está por caducar el mandato del ejecutivo totalmente Palacio Nacional, ni él mismo se los toma en serio. Son expresiones de rabia y rencor para consigo mismo, por todo lo que quedó a deber.

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