PULSO/ Dando vueltas

EDUARDO MERAZ

En México, el tiempo parece girar sobre sí mismo. Como si el país estuviera atrapado en una noria ideológica, dando vueltas sin cesar, con el Palacio Nacional como eje y la narrativa oficial como combustible.

En torno al único eje, llamado México, la presidenta Claudia Sheinbaum se mueve en círculos que no avanzan, que repiten, que retroalimentan un discurso que se desgasta en su propia insistencia.

Cada vuelta en rededor de Palacio Nacional, la versión oficialista se alimenta de kilómetros recorridos, cifras que se anuncian, promesas que se repiten, mientras el país se enfrenta a un espejo que devuelve más sombras que luces.

Así, el “mundo raro” del que hablaba José Alfredo Jiménez parece haberse instalado en la vida pública mexicana, en la cual habitamos los millones de mexicanos, topándose con muros y vallas del palacete, donde -al parecer- el espíritu de los virreyes invade pasillos y habitaciones, con sus feudos y privilegios, con sus decisiones tomadas desde la altura de un poder que se siente eterno.

Es el capitalismo de cuates, disfrazado de justicia social, pero en el fondo reproduce las mismas lógicas de concentración y favoritismo que han marcado la historia nacional; la rueda gira, pero el paisaje es el mismo.

Ese mundo raro, donde tenemos una economía incapaz de crecer en promedio más de 1% anual, en promedio, durante los últimos siete años y -según el oficialismo- logró, al mismo tiempo, que los hombres más ricos duplicaran sus fortunas, que 13.4 millones de compatriotas salieran de la pobreza y, casi en automático, pasaron a formar parte de las filas de la clase media.

¿Milagro? ¿Espejismo? ¿O simplemente el resultado de un país que se mueve entre extremos, donde la desigualdad se reacomoda sin desaparecer? La noria sigue girando, y cada vuelta nos devuelve la misma pregunta: ¿qué significa realmente avanzar?

Pero más allá de las fronteras de estar dando vueltas al pozo de los deseos, los datos reales, efectivos -en los cuales se basan estudiosos del exterior-, México es el cuarto país de América Latina con menos libertades, solo por arriba de Haití, Nicaragua y Venezuela.

El reporte es contundente, no deja lugar a dudas y, de hecho, destruye casi en su totalidad la narrativa cuatroteísta, de que sólo con ellos la sociedad mexicana arribó a casi el paraíso.

Tal afirmación está plasmada en el Índice de Libertad Humana 2025, publicado por el Instituto Cato, el cual da cuenta de las graves deficiencias de los gobiernos cuatroteístas, cuya economía y cartilla morales, ni siquiera la conocen los propios transformadores.

De acuerdo con el documento del Índice mencionado, con un puntaje de 6.72 unidades (en una escala de 1 a 10), México se localiza en la posición 23 de 26 países latinoamericanos analizados, en una lista que es encabezada por Chile, Costa Rica y Uruguay, países de la región con el mejor desempeño.

Cabe recordar que hace un año, de acuerdo a los resultados de evaluación condensados en el Índice de Libertad Global 2024 de Freedom House, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití mostraron los peores puntajes en materia de respeto a las instituciones democráticas y derechos civiles.

En otras palabras, en tan sólo un año del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, México sustituyó a Cuba como una de las naciones con menos libertades.

Pero los datos son contundentes: la libertad se reduce, los márgenes de acción ciudadana se estrechan, la pluralidad se debilita; la noria del cuatroteísmo gira, pero lo hace hacia adentro, encerrado en sí mismo.

Este otro “mundo raro”, es aquel donde la sociedad pide seguridad, pide crecimiento, pide justicia, pero el gobierno responde con narrativas, con giras, con anuncios, con vueltas a ningún lado o a la nada.

Así, la figura de la presidenta se vuelve central, y se vuelve común ver a Claudia Sheinbaum recorrer el país, multiplicar discursos, insistir en la continuidad; pero cada paso parece una vuelta más en la noria, un movimiento que no conduce a nuevas tierras, sino al mismo punto de partida.

La transformación se convierte en un círculo vicioso, en un relato que se alimenta de sí mismo, incapaz de reconocer las grietas que se abren en la realidad.

Pero la realidad se impone: violencia persistente, economía estancada, instituciones debilitadas y el agua sigue turbia.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Estudios mostraron que la población adolescente fue la que presentó mayor prevalencia de problemas de salud mental: 13 de cada 100 mujeres y 7 de cada 100 hombres de 12 a 17 años presentaron malestar psicológico.

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