PULSO/ Como veo, doy

EDUARDO MERAZ

Cual si fuera anuncio de una tienda comercial, el presente mes pinta regalado para ser uno de los más sorpresivos en la historia del país en los años recientes, pues son amplias las posibilidades de ahogamiento de derechos y libertades ante la oleada salvaje del cuatroteísmo.

Además de las anegaciones provocadas por las condiciones climatológicas de este verano; en realidad la emergencia es por el monzón originado en Palacio Nacional y completado en el periodo extraordinario de la LXVI Legislatura, que amenaza ahogar derechos y libertades.

Las 15 reformas legislativas aprobadas en los días recientes de fines de junio y principios de julio se convirtieron en el peor monzón legislativo de la historia moderna de México, dada la facilidad con la que se están entregando —o más bien arrebatando— derechos y libertades fundamentales.

En medio de un verano marcado por elecciones judiciales torrenciales y “acordeonadas”, la verdadera emergencia no proviene del cielo, sino del epicentro político del país: un Palacio Nacional convertido en fábrica de restricciones sociales y políticas.

Asimismo, una vez más fuimos testigos de la calidad de nuestros representantes populares que durante el periodo extraordinario ratificaron sin pudor alguno su obediencia ciega, con tal de modificar de raíz el equilibrio de poderes.

Se han aprobado iniciativas que concentran facultades en el Ejecutivo, debilitan organismos autónomos, cancelan los contrapesos y anulan los derechos universales de los mexicanos. La mayoría legislativa, más preocupada por complacer al líder que por representar a sus electores, ha convertido el recinto parlamentario en una extensión del escritorio presidencial.

Sin embargo, este supremacismo tiene pies de barro, pues la corrupción y la relación incestuosa que mantiene con el crimen organizado provoca socavones en las relaciones de poder, que conforme avanzan las indagatorias en Estados Unidos se va ensanchando en sus dimensiones y amenaza convertirse en un hoyo negro.

Las futuras comparecencias de los principales narcos con las autoridades judiciales norteamericanas podrían revelar que tan pesada “es la mano” de los jueces estadounidenses y de los propios cabecillas del tráfico de drogas. Es posible que las condenas se guíen por la clásica expresión: “como veo, doy”.

De ello dependerá si las tormentas climáticas de esta temporada de huracanes son simples ventiscas o llegan a adquirir la fuerza destructiva de un huracán, categoría cinco.

Por las primeras reacciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, de mostrar extrañeza por el trato que allende el Río Bravo le otorgan a Ovidio Guzmán, semeja el de una persona despechada y a la vez temerosa, sabedora de que su “mano” no es tan buena como pensó en un principio.

Su buen parecen asuntos demasiado alejados unos de otros, lo cierto es que el oficialismo busca envolverse en la armadura de la militarización de tareas civiles, la centralización de decisiones presupuestales, la vigilancia digital sin controles judiciales para cancelar cualquier posibilidad de reconstrucción del andamiaje democrático.

La fuerte marea provocada en el pasado periodo extraordinario del Congreso ciertamente se tradujo en sectores y personajes arrastrados por las olas y, en algunos casos, heridas y sangrados, que al cuatroteísmo lo llevó a festejar, con austeridad fingida, el saldo alcanzado.

Pero aún no termina este mes “regalado” y probablemente la sociedad y el gobierno mexicanos recibamos uno o varios obsequios de nuestro buen vecino norteño, dependiendo de la información que les ofrezcan los denominados “chapitos”.

Así, la marejada oficialista en los siguientes días se concentrará en profundizar su estrategia de dividir, etiquetar y desacreditar. Quien cuestiona es “conservador”, “fifí” o “enemigo del pueblo”. Quien propone alternativas es acusado de sabotaje o de estar al servicio de intereses oscuros.

 

Sin embargo, el fuerte oleaje producto de las labores de espina y censura puede ocultar la presencia de l fenómeno conocido como “mar de fondo”, al que muy poco pueden sobrevivir.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Probablemente sea una asociación de ideas con poca lógica, pero encuentro cierto paralelismo en comportamientos y discurso entre José Merino y Hugo López Gatell. Ojalá me equivoque, para evitar una desgracia como en la pandemia y que hoy se denominaría infodemia.

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