EDUARDO MERAZ
Enclaustrado en Palacio Nacional, ya ni siquiera es capaz de disfrutar al aire libre de su deporte favorito. Ahora su única alternativa es conformarse con recibir a directivos de equipos de béisbol de grandes ligas en el austero palacete.
Ante las “manifestaciones de cariño” del pueblo bueno y sabio cuando acudió a la inauguración del estadio Alfredo Harp Helú, ya no quiere repetir tan inigualable experiencia, durante la reciente miniserie entre los Astros de Houston y los Rockies de Colorado.
Debe ser doloroso y frustrante para el mandatario palaciego no poder acudir al estadio y presenciar en vivo y a todo color tales encuentros.
Tampoco el horno está para bollos y que el ejecutivo tuviera una “cascarita” con alguno de las novenas visitantes y presumir en sus redes sociales, como era su costumbre de exhibirse como si a su edad fuese un poderoso bateador.
Aun cuando le faltan cinco meses para abandonar, con todo y cachivaches, Palacio Nacional, es evidente que en México no nada más somos testigos de una mayor afición a la pelota caliente, sino que en grandes extensiones del país hay conflictos que ponen en riesgo la estabilidad política.
De ahí su alejamiento de las multitudes. Hoy comprueba que nada es para siempre y hasta la 4T cansa, sobre todo por su deshumanizado desdén hacia las víctimas de la violencia y la pandemia, las leyes y la honestidad.
Cómo ya no sale a jugar béisbol, ha suplido el robo de base por el robo de pensiones a la clase trabajadora, a la cual ha engañado otorgándole aumentos salariales significativos, que se diluyen por la alta inflación, en especial de la canasta básica.
Cómo pitcher, siempre se caracterizó por su bola “ensalivada” -su teatro en atril mañanero- y luego de unos meses de práctica cambió su lanzamiento predilecto: “la mona” y la suplió por “la maña”, con la cual ha enriquecido su juego y los bolsillos de sus coequiperos.
Ciertamente aún porta la deshilachada investidura, pero se siente desprotegido y desvalorizado. Los miles de mexicanos a los cuales ha ofendido y agraviado esperan con ansia el 30 de septiembre para darle la merecidísima despedida ganada a pulso.
Para evitar que la porra lo salude, el presidente sin nombre y sin palabra prefiere el béisbol de salón, pues la pelota está muy caliente en el diamante electoral.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Más acusaciones y menos propuestas en el segundo debate presidencial. Xóchitl y Claudia se enfocaron más en señalar defectos. El 2 de junio será la decisión de los mexicanos la que cuente.
Esperemos no vaya a haber una nueva caída o callada del sistema. Hoy fue la falla de luz e internet en la sala de prensa montada por el INE.
@Edumermo