EDUARDO MERAZ
Una de las principales “cualidades” del cuatroteísmo es negar la realidad; todo aquello ajeno a sus sueños guajiros, utopías son rechazados en automático, sobre todo si ello implica perder negocios o posiciones de poder. Lo importante, para ellos, es no perder el respaldo de solovinos y seguidores.
Claque y huestes adictos al “atole del bienestar”, con el cual alimentan sus anhelos de que un día la transformación les haga justicia, recitan hasta el hastío la verdad oficial, sin darse cuenta que solo la “casta dorada” del cuatroteísmo será la única beneficiaria del discrecional manejo del presupuesto público.
Pero cuando los problemas son imposibles de ocultar, recurren al viejo expediente de “rebautizarlos”, como si con ello las dificultades se desvanecieran o esfumaran. Ya no son “gasolinazos”, sino ajustes de acuerdo a los niveles de la inflación, tratando de ocultar que el IEPS -el impuesto adicional al ISR e IVA- prácticamente les permite extraer nuevos tributos a los consumidores, que serán utilizados para la compra de conciencias, que ahora así se llama a los programas sociales.
La mayoría de las economistas, nacionales y extranjeros dudan de las metas previstas en el paquete económico para el presente año; prácticamente hay consenso entre especialistas y analistas que, si se consigue la mitad de las metas oficiales, podemos darnos por bien servidos.
Recientes estudios y proyecciones muestran, por ejemplo, que México será el país con menor crecimiento económico en el presente año -se estima en 1.2 por ciento- entre las naciones de América Latina y ya no se diga respecto de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde también ocupa los últimos lugares en materia de educación, salud, infraestructura.
Si, por un lado, cuestionan y se desgarran las vestiduras por el rescate bancario durante el mandato de Ernesto Zedillo, a finales del siglo pasado, los beneficiarios nada dicen y mucho menos cuestionan, porque desde la llegada de Morena al poder, cada año nos ha endilgado a los mexicanos el equivalente a un Fobaproa por año.
No obstante, las previsiones de los analistas, basados en estadísticas del propio gobierno mexicano, la administración encabezada por Claudia Sheinbaum asegura nos va a ir “requetebién”, aun cuando los nubarrones se asoman en el horizonte.
Tal vez el punto de inflexión sobre el futuro del desarrollo de México se presente el 20 de enero, fecha en la cual Donald Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos y manifieste si pondrá en marcha las medidas necesarias para dar forma a su visión autárquica para devolver la grandeza a su país.
Por el bien de México y sus pobladores, esperemos que los amagos, amenazas y chantajes de Trump queden en eso y no se traduzcan en medidas proteccionistas para presionar a México y otras naciones a sujetarse a los caprichos “trumpianos”. De ser ese el caso, las sombras de mayor autoritarismo en México se ensancharán.
Si el futuro mandatario estadounidense decida honrar sus palabras, México estará más próximo a enfrentar lo efectos de las “Docenas Trágica y Perdida”, no solo por el escasísimo crecimiento económico, sino por la cancelación de la vida democrática y libertades fundamentales, que ahora el oficialismo denomina “humanismo mexicano”.
El atole y los atoleros del bienestar, aunque de dientes para fuera condenen las declaraciones de Donald Trump, sienten que su actitud valentona les caerá como anillo al dedo para alcanzar sus propósitos monárquico-familiares.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Ante la reducción de 55 millones de pesos a partidos políticos y representantes del legislativo en el INE, el representante de Morena, Esteban Martínez, deslizó la idea de una venganza por parte de los consejeros, en contra de las representaciones de partidos y legisladores. El clásico: hágase su voluntad en los bueyes de mi compadre; les gusta recortar, pero no que los recorten.
@Edumermo