>> Brinda ISSEMyM protocolos de intervención especializada para la prevención del suicidio
>> Es mayor la incidencia en personas de 25 a 45 años de edad
Toluca, Estado de México, 09 de septiembre (entresemana.mx). El índice de suicidios en México ha sufrido un incremento en los últimos años a partir de la pandemia; la tasa de decesos fue de 7 mil 896 casos, de los cuales 6 mil 386 fueron hombres y mil 424 mujeres, informó la especialista del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), Brenda Rodríguez Aguilar, con datos de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Brenda Rodríguez Aguilar, Coordinadora de la Clínica de Atención al Trastorno por Estrés Postraumático del ISSEMyM (CATEP), señala que existe una diferencia entre el suicidio y la conducta suicida.
El suicidio es consumado mayoritariamente en hombres debido a construcciones tradicionales de masculinidad; es decir, “los hombres no exteriorizan vulnerabilidad, manifiestan falta de expresividad y resistencia a buscar ayuda profesional para un tratamiento de salud mental; en el caso de las mujeres la intención de un acto suicida es para la obtención de una conducta deseada”, explicó.
Al respecto, detalló que el ISSEMyM, a través de la CATEP, ofrece tres protocolos de intervención: el primero a personas con comportamientos expresiones y manifestaciones suicidas (en busca de atención); en segunda instancia a aquellos con un intento frustrado y, en tercer lugar a familiares de personas que han sufrido un suicidio consumado.
La especialista aseguró que la CATEP brinda diversas conferencias con el fin de concientizar a la población sobre los factores de riesgo, además de compartir estrategias que identifiquen su asociación, así como un taller para cuidadores primarios, con el objetivo de darles herramientas estratégicas para la prevención del suicidio en adolescentes; esto último dirigido a docentes de secundaria y bachillerato.
Añadió que las causas de un suicidio pueden ser multifactoriales, en las que intervienen situaciones económicas y sociales, entre otras, que han permeado directamente en la salud mental, representando un reto sanitario.
Rodríguez Aguilar mencionó que el rango de edad donde se presenta la mayor incidencia de casos va de los 25 a los 45 años, sin embargo, no exime que los antecedentes de las conductas suicidas hayan estado ausentes con antelación.
Refirió la importancia de la atención individualizada, observar si existen comorbilidades con trastornos psiquiátricos, además de visualizar el entorno del individuo: su familia, esfera social y vida en general.
“Algunos signos de comportamientos suicidas están relacionados con la depresión, el consumo de sustancias, los dolores crónicos; estar en etapa terminal, tener antecedentes familiares de suicidio, exposición a violencia extrema y existencia de abuso físico, psicológico o sexual”.
Brenda Rodríguez recomienda que, si se sospecha de algún familiar con conductas suicidas, abordar el tema y preguntarlo sin tabúes, además de pedir ayuda profesional de psiquiatría y psicoterapéutica en conjunto con el paciente y la familia; esto, para un tratamiento oportuno.