A contracorriente
ALAN RAMÍREZ FLORES*. Los líderes deben reconocer la mentalidad de rebaño o masificada para explorar la visión contraria.
Los ejecutivos son víctimas de sesgos cognitivos y organizacionales que se interponen en el camino de una buena toma de decisiones. Uno de estos escollos ocurre cuando la multitud no es necesariamente sabia
La mentalidad de rebaño es un sesgo común en los mundos de la estrategia corporativa, las finanzas, la innovación y la inversión. Fue observado por primera vez por el periodista Charles Mackay en su estudio de 1841 de la psicología de multitudes, Delirios populares extraordinarios y la locura de las multitudes, que presagia el surgimiento de burbujas económicas.
La mentalidad de rebaño generalmente ocurre cuando la información que está disponible para el grupo se considera más útil que el conocimiento privado, independientemente de la fuente o la calidad de esa información.
Así, los individuos compran la sabiduría colectiva y a veces, incluso, ignoran la evidencia de lo contrario, especialmente cuando su reputación está en juego. Cuando una estrategia falla, las partes interesadas de la compañía no pueden ser ridiculizados porque las otras empresas cometieron el mismo error. Pero si la empresa sigue un enfoque diferente al de la multitud, y se está equivocado, la estrategia se critica y los ejecutivos pueden perder sus trabajos.
En términos muy burdos la ideología que subyace en seguir a las mayorías es: Hay seguridad en la manada.
Sin embargo, si nadie en un equipo explora una visión contraria, la empresa puede perder oportunidades para construir ventajas competitivas, lanzar nuevos modelos de negocio o industrias, e incluso posicionarse para el éxito a largo plazo.
Ahora, los líderes empresariales que adoptan una postura contraria pueden usar el pensamiento de la manada para presionar su propia información antes de tomar decisiones comerciales críticas.
Así, pueden participar en un ejercicio de desmontaje. Es decir, usar equipos rojos y azules, escenarios, análisis avanzados y juegos de rol para identificar cómo la manada podría reaccionar a una decisión y asegurarse de poder refutar las percepciones del público con análisis detallados.
No obstante, ir en contra de la multitud puede ser desalentador en cualquier contexto. Es más: cuando las carreras y la reputación están en juego, puede ser francamente paralizante. Pero para hacer una gran diferencia dentro de las empresas e industrias, los líderes empresariales pueden tener que hacer movimientos audaces, incluso cuando la multitud no está de acuerdo.
Entonces las opciones son claras: para implementar cambios sustanciales o tomar decisiones relevantes, se debe aprender a nadar a contracorriente. El verdadero reto, no obstante. Es descubrir cuando sí y cuando no. El liderazgo implica ver más allá de usos y costumbres, pero también considerar los criterios prevalecientes para tomar las mejores decisiones.
*CEO de Coperva