PODER Y DINERO/ Los secretos de AMLO y Peña Nieto

* Jesús Murillo, el silencio de los inocentes * Los 43, política, narco e impunidad * Morena deja vivo el mito * Muerto el lobo, se acaba el cuento * Los tiempos electorales, lo exigen * A la cárcel “charales” pequeños * Los mal vistos de Videgaray * Salpican a García Harfush * FAM necesia más aviones * Sanulac, apoyo a viejitos

La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder. José Luís López Aranguren (1909-1996) Filósofo español.

VÍCTOR SÁNCHEZ BAÑOS. Jesús Murillo Karan sabía perfectamente, desde el inicio de sexenio, que en el tiempo electoral pertinente sería detenido por el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa a finales de septiembre del 2014. Hace casi 8 años.

Es el chivo expiatorio de un sistema político repleto de componendas, acuerdos en lo oscuro, intereses políticos y económicos, de corrupción, poder y dinero.

Lo acusan de torturas y obstrucción de la justica, dos delitos que son totalmente absurdos.

Y, que conste que no es ni mi amigo, ni me interesa lo que le pase a ese político hidalguense. Sin embargo, se tiene que hablar con la justicia, no con el caudal de imputaciones que realiza el gobierno y los opositores al sistema político anterior a de la llamada Cuarta Transformación. La justicia a secas, como diría Benito Juárez.

¿Torturas? Es un tema realmente increíble que un procurador este en un interrogatorio donde se torture. Sólo un enfermo mental. Quizá ahí estuvo Tomás Zerón de Lucio, quien supuestamente había grabado videos de torturas a los detenidos del caso Ayotzinapa. Muchos de los testigos, al paso de la historia, están en la cárcel o muertos. Ninguno en la calle. Además, Zerón quería dar resultados a como diera lugar. Incluso mediante torturas e invención de responsables. Pero que ahí estuviera el procurador o que fuera informado de ello, es completamente inverosímil.

Obstrucción de la justicia es otro delito, pues es el Procurador y para salvarle el pellejo a su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto, necesitaba dar con los responsables. No podía obstruir la justicia bajo la pena que sería señalado con el paso del tiempo.

Ahora bien, en ninguno de los delitos, la fiscalía General de la República que encabeza Alejandro Gertz, no presentó ninguna prueba, pero a Murillo, de 71 años de edad, lo encarcelan por motivos políticos y propagandísticos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

No hay la menor duda que atrás de la muerte, como por fin aceptó el gobierno (tanto el de Peña como el de López), estaba el Estado. Alejandro Encinas el subsecretario encargado del caso por la 4T, aportó en el dictamen final casi nada a la “verdad histórica” de Murillo Karam. Fueron varios grupos de criminales y narcotraficantes, que en aquella noche infernal mataron a varios jóvenes del equipo de futbol “Los Avispones” de Iguala (niños entre 14 y 17 años de edad) y en esa noche de lujuria asesina, policías municipales del gobierno del perredista y simpatizante de AMLO, José Luis Abarca, aliados a grupos de narcotraficantes de la región, policías federales, estatales y del Ejército, sabían lo que ocurría esa noche.

Estamos conscientes que ni Peña Nieto, ni nadie de su gabinete estaba enterado de lo que ahí ocurría, ni mucho menos la manera como debían controlar a aquellos criminales que buscaban varias toneladas de droga que llevaba el autobús, que desafortunadamente, minutos antes habían secuestrado los jóvenes normalistas (como es una costumbre antes de hace manifestaciones de apoyo a la izquierda, como el caso del 2 de octubre, muy cercano a la fecha de la masacre).

Policías, narcotraficantes en una noche de terror masacraron aquellos jóvenes, producto de la ambición de poder y dinero de maestros y políticos, ambiciosos de poder y dinero. Jovencitos que no debían haber muerto.

Sí fue un crimen de Estado. No del gobierno federal, sino del gobierno estatal, municipal, aliado a criminales. De un Ejército, que a pesar de tener un infiltrado en esa escuela normal, lo dejaron morir aquella noche, es otro acto criminal y traicionero para sus propias filas.

La captura de Murillo, se da en un momento que están cerca las elecciones del Estado de México, donde Morena podrá perder los comicios, por una parte, y la crisis de seguridad que vive el país donde no hay región en la república que no se escape de la violencia.

Sin embargo, este caso salpica a Omar García Harfush, exdelegado de la policía federal en Guerrero, actual jefe de la policía en el gobierno de Claudia Sheinbaum, por una presunta reunión de un “testigo protegido” que no esta “protegido”, el secretario particular de Zeron, Bernardo Cano, que supuestamente grabó las torturas, pero nunca acusó ni a Murillo, ni a Harfush.

El asesinato de los 43 de Ayotzinapa, no lo acabará la izquierda, ya que es una fuerte de ingresos para los dirigentes de la izquierda en Guerrero. Saben que si matan el asunto con el agotamiento de la averiguación, no tienen la escopeta cargada contra los enemigos de la izquierda beligerante, detrás de la puerta. Muerto el lobo, se acaba el cuento.

PODEROSOS CABALLEROS

SIN TECNOLOGÍA PARA INTERCEPTAR AVIONES

De diciembre de 2018 a noviembre de 2021, se emitieron 720 alertamientos para la intercepción y seguimiento de aeronaves sospechosas de actividades ilícitas. Así se puso en alerta a la Fuerza Aérea Mexicana, que encabeza Gerardo Vega, pero sin las herramientas necesarias, ni mucho menos con tecnología suficiente.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: SANULAC

Sanulac Nutición de México, que dirige Mario Sánchez, puso en marcha un plan integral de atención a la población adulta mayor, ante el abandono y desnutrición que sufren más de un millón de adultos mayores.  De esa forma sacó al mercado Delicalpro, suplemento alimenticio para pacientes mayores.

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