JUAN CHÁVEZ
No hay duda, en los jóvenes que no salen a votar, está el gran juego político de 2024.
Alguien, refiriéndose a hombres ricos del país como “macpatos”, asegura que éstos están confeccionando un plan para entrar con la juventud como baluarte, a la gran elección del próximo año y ganarle a Morena.
Pero Morena se ha adelantado en especie, sin miramientos, y López Obrador ha designado como secretaría de Gobernación a la mujer más joven de su gabinete.
Ella sustituirá a Adán Augusto López que renunció al manejo de la política interior para salir, como “corcholata”, a buscar la candidatura de Morena para “La Grande”.
Luisa María Alcalde Luján será la mujer más joven en ocupar la titularidad de la secretaría de Gobernación.
A sus 35 años, la licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es la segunda mujer en ocupar el segundo puesto político más importante del país, después de que Olga Sánchez Cordero lo hiciera de diciembre 2018 a agosto de 2021.
Luisa María Alcalde nació en la Ciudad de México en 1987, es licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y tiene estudios de Maestría en Derecho por la Universidad de Berkeley, California.
López Obrador la definió así:
“Es joven, pero es muy importante pensar en el relevo generacional, darle oportunidad a los jóvenes; además, Luisa María es abogada, ya fue legisladora, realizó muy buen trabajo en la secretaría del Trabajo, con ella se concilió para que aumentaran los salarios mínimos”.
Coincidentemente, un grupo de empresarios poderosos desembolsó un cheque de siete cifras para ser iluminado en la ruta que deben seguir para que a quien el presidente López Obrador elija como su sucesora o en el todavía remotísimo caso de que no sea ella, sino él, no gane la elección en 2024.
Personas que conocieron su reacción tras la presentación de la fórmula mágica dicen que quedaron contentos, entusiasmados y convencidos del camino a seguir. No recibieron una estrategia de guerra sucia, ni financiamientos clandestinos a la oposición, o el perfil y nombre de la persona que podría tener la candidatura. Lo que los hace pensar en la derrota de López Obrador el próximo año es que participen los jóvenes en la votación. La clave es “la credencialización”.
Un Power Point de 37 páginas titulado Nos vemos participando, es el motivo de sus alegrías, tras haber tenido una revelación –aunque los datos que vieron fueran públicos, del INE y del INEGI–, y que ahora alumbran su túnel.
De entrada, una estadística: los jóvenes entre 18 y 39 años alcanzan 50 por ciento del listado nominal, pero son quienes menos participan electoralmente. Quienes más participan, como lo saben desde hace años quienes se toman la molestia de ver las encuestas, se encuentran en el grupo de edad entre 65 y 69 años, tienen menores niveles de educación y son susceptibles de programas sociales.
El grupo que despertó la esperanza política de varios de los “macpatos” mexicanos es porque en el subgrupo de 20 a 30 años están enojados, frustrados e inconformes, lo que genera una mayor polarización que los adultos, que es el nombre del juego actual, discursos binarios, visión bipolar y razones subordinadas a emociones, que López Obrador ha escalado a niveles superiores de confrontación.
También incorporan en su target electoral al grupo de 30 a 40 años, que el estudio define con una visión “más plural y equilibrada entre lo bueno y lo malo”, donde los hombres son más ideológicos y receptivos a temas de la sociedad y la macroeconomía, mientras que las mujeres están más enfocadas a temas relacionados con el poder adquisitivo, calidad de vida, salud, transporte y educación.
Ahí se encuentran, sugiere el reporte, los votos para acabar con el lopezobradorismo. Pero para ello, evocando la hoy muy famosa frase convertida en mantra “It´s the economy stupid!”, de Jamer Carville, el estratega de Bill Clinton en la campaña presidencial de 1992 cuando derrotó al presidente George H.W. Bush.
El llamado a la acción, entonces, debe ser “¡es la credencialización!”.