DULCE MARÍA SAURI RIANCHO
SemMéxico, Mérida, Yucatán. Estamos a seis días de la conclusión de las campañas electorales y a diez del domingo 2 de junio. Esta elección es y será inédita no solo en sus resultados y en el ascenso de una mujer a la presidencia de la república, sino también por el proceso y l@s nuev@s actor@s que irrumpieron con fuerza.
Para explicarme, adopto la figura de los terceros, no siempre afortunada como veremos, pero que me permite transmitir las novedades de la próxima elección.
Tercer actor/a: la Marea Rosa. No son solo los partidos políticos y el gobierno protagonistas de este proceso. La tercera actora ha sido la sociedad civil, que decidió hacerse presente en defensa del INE y de las instituciones electorales, de la independencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del INAI y otros órganos que representan su autonomía del poder presidencial.
La consecuencia lógica de esta enorme energía desatada era demandar una candidatura presidencial fuertemente ciudadana a los partidos políticos opositores al oficialismo. Xóchitl Gálvez surgió de ellas, de ellos, y los partidos la adoptaron —“siglar” es el término—, demostrando por la vía de los hechos que otro camino era posible.
La Marea Rosa llenó varias veces el Zócalo de la Ciudad de México y de decenas de plazas en más de cien ciudades del país. Y el domingo pasado, en una manifestación gigantesca, invitaron a Xóchitl, candidata a la presidencia de la república, a Santiago Taboada, candidato a la jefatura de Gobierno de la CDMX, a participar en un evento que selló el compromiso de las organizaciones sociales con un futuro distinto para México.
Tercera oportunidad. Más de 30 millones de mexican@s, el 52%, votaron a favor de Andrés Manuel López Obrador en 2018. El menguado entusiasmo se reflejó en 2021, especialmente en los centros urbanos como la CDMX, cuando las oposiciones unidas tuvieron más porcentaje de votos que Morena y sus aliados políticos.
Viene la tercera elección del sexenio que se inició con la esperanza para millones de un gobierno diferente, de honestidad y de concordia. Durante casi seis años, desde el púlpito presidencial de la “mañanera” se sembró encono y división, se atacó inmisericordemente a las y los críticos de las políticas oficiales; se generó polarización y división entre el pueblo mexicano. Como bien dice Xóchitl, “la esperanza cambió de manos”. Yo añado, de corazón también. El 2 de junio es nuestra oportunidad de materializarlo.
Tercera vía. La verdad ha sido severamente golpeada durante el sexenio que está por finalizar. El presidente López Obrador, en lenguaje elegante, es un mitómano, cuya definición de acuerdo con la Real Academia Española, es la persona que ha desarrollado la “tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice”.
Como padecimiento psicológico, la mitomanía se diagnostica cuando la mentira se convierte en algo patológico y recurrente (“adicción” a la mentira), y causa una gran interferencia en la vida de la persona.
En nuestro caso, la mitomanía presidencial ha lastimado seriamente la vida de la sociedad mexicana en su conjunto. La vía de “los otros datos”, cargada de mentiras que pretenden ser verdad, impide siquiera el diálogo con quienes opinan diferente.
Y desde el poder presidencial, quien osa cuestionar, es aplastado/a sin contemplaciones. Nos urge volver al principio básico de la verdad, de la transparencia y la rendición de cuentas.
Tercer debate. ¡Fuera máscaras! Adiós a las expectativas de que la candidata oficialista modificara su conducta y sus convicciones, si triunfa en la elección presidencial. El rostro duro del autoritarismo se manifestó plenamente, con su reiteración de las políticas de militarización y muy especialmente cuando se refirió a la eliminación de la representación proporcional en la Cámara de Diputados.
Su ambición es volver al pasado de 1964, cuando las oposiciones apenas estaban representadas por los denominados “diputados de partido”. Control total del poder Legislativo, lo dijo con claridad, es su máxima ambición.
Además, por si quedara duda alguna, negativa total a la utilización de la figura de gobierno de coalición, la misma que desde 2014 quedó establecida en la Constitución. ¡Qué soberbia! Ella no es su mentor y jefe; a ella, en caso de ganar, sus aliados del Verde y del PT le exigirán posiciones en el gabinete, a cambio de su “apoyo” en el poder Legislativo.
La máscara del candidato de Movimiento Ciudadano también cayó mostrando, con su enorme sonrisa, su apoyo una y otra vez a la candidata de Morena. No hay otra manera de entender su actitud en el reciente debate, en el que se dedicó cual fiel escudero, a defenderla de los cuestionamientos de Xóchitl Gálvez por la vía de remitir una y otra vez a los gobiernos de Fox, Calderón, Peña Nieto, sin hacer alusión alguna al presidente López Obrador.
El rostro limpio de Xóchitl Gálvez lució como nunca en medio de los dos enmascarados que el domingo se despojaron de su indumentaria.
Tercero en discordia. Por causas aún desconocidas que algún día habrá de explicar al pueblo de México, Movimiento Ciudadano decidió no integrar la gran coalición opositora para devolver al país a la senda del respeto y la armonía social. Cuando en corto se les cuestiona sobre esta determinación, señalan que ello/as “siembran” para 2030, sin detenerse a pensar que, con su actitud, pueden generar el triunfo de la regresión autoritaria que representa Morena y sus candidaturas. Y entonces, ¡adiós a la democracia como la hemos vivido en las últimas décadas!
¿Será la mezquina ambición de apoderarse de los “restos” de la destrucción que ello/as pregonan como inminente de los partidos políticos aliados en Fuerza y Corazón x México? No hay altura de miras, no hay Patria. Solo cálculos electorales.
Percepciones. Si Claudia Sheinbaum gana la elección presidencial por una diferencia de votos equivalente a la votación obtenida por MC, la responsabilidad histórica de la restauración autoritaria, la concentración del poder y la centralización de las decisiones en la presidencia de la república caerá completita sobre Movimiento Ciudadano. Mancha indeleble.
Como dice la gran Ana María Olabuenaga, solo hay de dos: “O vota por lo que ha sucedido los últimos seis años o vota por que no vuelva a suceder”.
Para las y los demócratas amantes de la libertad, de la verdad y la vida, hay solo una opción.
*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán