EL AGUA VIENE Y VA
El agua vino
retozona, impetuosa,
por tanto ser invocada
se solazó desbordada
y fue más que generosa
atenida a su destino.
En cada ciclo no falta
algún mortal sorprendido
por cuanto deja a su paso
sin respetar cualquier trazo
que pudo haber omitido
un desfogue, también salta.
Si el fluido se contiene
es para orientar su curso
para hacer que su bondad
atienda la voluntad
que estima en ella el recurso
de fluir como conviene.
Su vida es caer, correr, subir
en constante movimiento
como el fluir a placer
y si la han de detener
pidan su consentimiento
pues si no, hace sufrir.
Rafael López Jiménez/ VII – 2024