UN TE QUIERO
Un te quiero retozón
apareció de repente
colándose entre la gente
en una celebración
tradicional, recurrente.
Entre los buenos deseos
hizo unos guiños primero
–entre diciembre y enero–
y desplegó sus arreos
espontáneo y zalamero.
Llegó con muchas sonrisas,
apapachos, buenos modos,
no colocó mal los codos,
vio los abrazos sin prisas
y estuvo en boca de todos.
Se le siente cómo abraza
con su presencia callada
de sonrisa iluminada
que alegra toda la casa
por ser tan afortunada.
Rafael López Jiménez/ I- 2024