CUBREBOCA
No te abandonaré,
¿cómo hacerlo después que me has cuidado tanto?
Disfrutaré las sonrisas
aliñadas con los guiños,
destellos del diente de oro
nariz afilada o pico de loro,
pero me cuidaré
sin ceder ante las prisas
–según presiento sí lo aguanto–
al privarme de un beso con cariño
y el rescoldo que deja un apapacho,
hasta calcular de tanto en tanto
los chispazos del semáforo primaveral
por debilidades de la euforia loca
que te amenaza, discreto cubreboca,
en las palpitaciones del olvido implacable y letal.
Rafael López Jiménez/ III – 2022