MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
No porque yo lo diga, la señora estaría, ahora sí, descansando en paz. pero como el manual de lo políticamente correcto indica que debemos decirlo, pues si, que Silvia Pinal descanse en paz.
Y en mi sagrado derecho también quiero expresar que: ¡ya chole!, me he indigestado del tema de la «diva de México», «super musa de Luis Buñuel», la novia del «tigre Azcárraga», la mujer que pintó Diego Rivera, la que le abrió la cancha a las mujeres en México con su programa «mujer, casos de la vida real». ¡Por el amor de dios !, ¿que no nos damos cuenta que las televisoras están exprimiendo a una señora , que sí, fue toda una institución en el mundo del espectáculo, pero que como todo ser humano, y más cuando ya andas rondando los cien años, la vida se te agota.
Los programas de espectáculos y sus lobotomizantes conductores se encuentran extasiados repitiendo las mismas frases, entrevistando a quienes hablen su mismo idioma, asesinando neuronas con el pretexto de la rendición de un culto que solo revela lo huérfanos de símbolos que estamos en este país.
Y ojo, no estoy descargando mi bilis en contra de una persona que ha dejado de existir y mi rumiante rencor social me lleve a odiarla por ser famosa, solo señalo el nivelazo vomitivo que varios medios , sobre todo los que se centran en el mundo de los espectáculos , y que tal parece ansiaban este momento de los «descanse en paz doña Silvia «, para cebarse con lágrimas falsas en algo que ni remotamente sienten, empatía por alguien que ha sufrido o perdido a un ser humano en esta tierra que rebosa de tragedias, las más, con profundidad de apocalipsis.
Doña Silvia, tenía razón su novio el tigre Azcárraga, cuando sostenía que el «hacia televisión para jodidos «…hoy y los días por venir, comprobaremos ese razonamiento propio de los buitres.