MIGUE ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
El espíritu de director técnico de sofá ha llevado a muchos opinólogos a criticar la ruta tomada por la presidenta Claudia Sheinbaum ante las bravuconerías del tal Trump.
Ya sabemos que el nuevo puño del gringo es el golpe de los aranceles, no se ha despegado ni un milímetro del guion que advertimos desde hace mucho: Trump es Trump, un extorsionador que llego a la casa blanca como producto de la infinita estupidez del votante de allá.
Y ha resuelto quedarse con la cuadra completa, soltando puñetazos y pateando puertas.
En Colombia le salió el numerito, porque allá gobierna Gustavo Petro quien es más a fin a la bohemia que a la política y tuvo a mal responderle al presidente de los EUA, muy probablemente, bajo los influjos de la chicha (bebida alcohólica muy pegadora). y una vez que se le acabaron los vapores etílicos, se tuvo que desdecir y aceptar a sus paisanos. Trump 1, PETRO cero.
EN MEXICO, bajo la batuta de la presidenta Sheinbaum el marcador pinta distinto, ya que el mantra de la doctora de «mantener la cabeza fría» está funcionando, al grado de que son altas las expectativas de que la promesa de sabadazo que pretende aplicar Trump (dijo que este próximo sábado nos recetaría su diabólico 25 % arancelario- el arma de moda – aranceles hasta para disfunción eréctil que seguramente padece) sencillamente queden en eso: una amenaza más de Trump.
para sujetar esta hipótesis hay que leer a la rabiosa vocera de la casa blanca KAROLINE LEAVITT quien dijo haber visto «niveles históricos de cooperación con México «, lo que significa que en el gobierno de la presidenta Sheinbaum están descifrando los movimientos en el tablero binacional. México está respondiendo con discreción y efectiva resolución para cumplir con el reclamo trumpiano: migración y fentanilo.
Y lo que se esperaba está ocurriendo, México lleva mucho tiempo trabajando con el tema migratorio, a ratos con cierta laxitud, (tal y como ocurrió con el «pasen ustedes a su casa » que les lanzo López Obrador) o en momentos con mayor presión para no permitir más flujo humano hacia el norte, ya veremos el reforzamiento de la frontera sur y un blindaje de corte humano.
Y a pesar de lo vistoso de las redadas en NY, estas contienen un perfil propio del combate al crimen que allá están efectuando (detuvieron a uno de los lideres del cartel venezolano del tren de Aragua), el impacto real de deportaciones no es del tamaño que se había advertido, pues existe una delgada línea entre lo sensacionalista de los ladridos de Trump y lo que en realidad está ocurriendo: un «reality show» y no una política fulminante tal y como precedió a la segunda guerra mundial.
Es notable el temple de la presidenta de México, muy bien acompañada por personajes como Marcelo Ebrad o Juan Ramon de la Fuente, ambos con horas de vuelo por los cielos de Trump y hacia dentro, la propia secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez edificando el programa que hoy responde a la crisis migrante.
El tema del fentanilo es un poco más complejo, pues no consiste en quitarle las llaves a los narcos y ya, implica, primero, aplacar a Sinaloa, implica que, para el gobierno de la presidenta queda la hoja de ruta para el uso de la fuerzas federales y su poder de fuego, de todos los recursos de inteligencia y la desarticulación de los carteles más poderosos para que , entonces si, el tumor del fentanilo se acabe. (insisto en mi maldita duda: ¿por qué Trump no se va en contra de los productores de cocaína o marihuana?
Trump se volvió predecible, es peligroso aun, pero no es difícil leerlo, y esas líneas las tiene bien estudiadas la presidenta, tan es así que, ya arriba en el ring, los golpes de Trump y su famoso «puño de aranceles», son esquivados con rapidez.
Y con todo respeto, no vea agotada ni sudando a la presidenta, cometiendo pifias como la del colombiano PETRO.
Es incuestionable que son otros tiempos en la presidencia de México.