MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
El latín es mentiri, cuya raíz proviene del indoeuropeo como «men”, señala la mente, es una referencia a la construcción de una falsa realidad a partir de algo que si es concreto…la mente deforma la verdad.
¿La mayor zona de confort son las aguas del embuste?, porque si no ¿a quién le agrada vivir en el plano de las verdades?, ¿estaría usted dispuesto a escuchar «verdades VERDADERAS»?, la comodidad de creer que lo que está pasando no nos pasa, es un analgésico que evita no aventarnos de un puente. por ello es por lo que la palabra ESPERANZA tiene buen cartel, ya que nos resuelve superficialmente la duda existencial de un mejor mañana, con todo y sus nuevas mentiras… «algún día», el marido borracho dejara el alcohol, » algún día», el infiel dejara de serlo, «algún día» seremos ricos.
La mente distorsiona la realidad.
Mentimos y nos mienten, el juego es simple, si lo hacemos nosotros, está bien, si nos lo hacen, somos víctimas.
La regla se aplica en todo y para todos, pero en la selva de las falacias sobreviven los más hábiles, ahí encontramos a los políticos, mentirosos patológicos, incapaces de resistirse a la promesa fácil e incumplible.
Lo sublime en este tipo de orgias de mentiras es que su público permanece rehén de las ubres que alimentan la simulación.
¿Culpa del embustero o embustera? ¿no acaso el que recibe el engaño estaría en su sagradísimo derecho de no permitir que le vean la cara y por ende no volver a permitirlo? El arte del engañabobos consiste en que su mercado siempre regrese, que no se aburra… será que tal vez, solo tal vez porque en el fondo todos somos eso: un enjambre de mentirosos, de distorsionadoras de la realidad…¿por qué seguimos creyendo que el futbol profesional en México es bueno si son incapaces de armar un selectivo que no sea un fraude?, ¿por qué desviamos la mirada cuando se habla de la corrupción de ese gobierno que nos deposita los apoyos sociales?, ¿por qué creíamos que la oposición iba a ganar? y podemos llenar un almanaque con las creencias más absurdas que hayamos escuchado o vivido, nuestro sistema de creencias están contaminadas por cosas que no son reales.
hoy, la mentira es la reina, la honestidad es un cadáver enterrado en nuestro patio y todos los días hacemos algo con tal de que no vuelva a respirar. ¿dígame si no? ¿Miento?