MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Están secuestrados por la incertidumbre, ávidos de rutas, pero se enfrentan a un país, mercado que poco ofrece. Los jóvenes son millones, entre 18 y 25 años, digamos que la edad de mayor fuerza productiva, o cuando las aspiraciones profesionales toman forma a manera de carrera, de una profesión que les dote de nuevas llaves para abrir esas puertas que, dicen los adultos, les otorgarán el ansiado éxito.
Las y los jóvenes mexicanos no son sujetos a una propuesta de gran calado que los haga suponer que tendrán mayores oportunidades que sus padres o abuelos, las condiciones del país son borrosas, eso sí ,en lo único que existe certeza es las vacantes que ofrece el crimen organizado, datos de una excelente investigación publicada en la revista SCIENCE revelan que en México ,la cantidad de jóvenes que son empleados por los carteles llegan a los 180 mil…y en el contrato hay que llenar las líneas que indican estar dispuesto a matar o morir . Pero el resto de los jugadores en el mercado laboral jalan también a miles…pero ojo, no con las ventajas del ganar bien y rápido, sumándole que a este tipo de actividades criminales se les confiere poder por la vía de las armas.
¿Por qué no nos resulta extraño el que los jóvenes mueran por ramilletes? No estoy afirmando que las víctimas de lagos de moreno Jalisco o de Zacatecas o de Tamaulipas estén relacionados con estas bandas, pero se sabe que la mayoría de los ejecutores son también jóvenes, una guerra civil de chavos contra chavos, adolescentes armados que encuentran el torrente de poder aplicando sufrimiento a sus iguales.
¿Cuál es la función de ese ejército de «motonetos » que circulan por todas las ciudades, con mariconera cruzada, gorra «chaca», tenis caros y ropa de reguetoneros? Son el modelo que antes aplicaba con aquellos narquitos que usaban botas, texana y cinturón piteado, cadenas de imitación de oro y lentazos negros. ¿Hay salida para esa epidemia de seguidores de peso pluma? Solo el vastísimo campo árido de la criminalidad.
¿Realmente son de interés para esa clase política o de plano los ven como desechos de esta sociedad y que solitos terminarán extinguiéndose, se porque irán a parar a prisión o porque terminarán vomitando sangre por la cantidad de plomo en el cuerpo?
Este es el sector de los jóvenes que no queremos ver que nadie discute para buscar salidas a una crisis social con rostro de chamacos.
¿Qué se hará con ellos? Seamos honestos: ¿realmente a quiénes les importan de no ser a la poderosa industria del crimen organizado?