MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Hace un año la guerra era a campo abierto, de hecho, ella, no lo quería ver ni en pintura, a él, no lo recibían en palacio y mucho menos lo mencionaban como aspirante.
Ella lo acusaba de la derrota electoral en la cdmx y él levantaba trincheras desde el Senado.
Solo que la mordida de la realidad hizo que el presidente abriera la puerta para que su compañero de lucha por más de 25 años volviese a cruzar el portal que soma a lado del zócalo.
Los fuegos se apagaron en los últimos días de abril, el mandatario venía de una recaída en su salud, pero también, urgía acomodar el tablero y fue cuando se dio la reunión, primero con los cuatro y después con el senador, 12 minutos de reunión bastaron y revivieron el pacto, se acompañarían, retomarían el proyecto… para el presidente era necesario contar con su amigo de Zacatecas y el doctor entendió el pedido: CUIDAR EL PROYECTO.
Vendría después una serie de guiños entre la doctora y el senador, los ataques disminuyeron, se tendieron línea de cortesía política, así lo instruyó la doctora, el senador comenzó a recibir banderas blancas… y llegó la cena, una que no ha sido revelada, ahí, los dos terminaron por enterrar el hacha, se entendió que su jefe los necesitaba a ambos, más con los reacomodos en la pista, en dónde dos de los competidores habían visto apagar poco a poco su luz, el antiguo carnal entendió que el juego no era para él y el ex canciller preparando su fuga o bien, su disciplinada aceptación de la encuesta… y el otro paisano y compadre, viendo escurrir su oportunidad debido a que, digamos, se le sorprendió un poco ocupado en otros asuntos más íntimos ,de esos que distraen a los hombres cuando una jovencita se les atraviesa.
El presidente tiene dos fichas para lo que viene, una, que merece el favor del dedo elector y el otro, el que le significa un pragmático plan B.
Y aunque las casas de apuestas dan por hecho que este arroz ya se coció con la defeña dama, en realidad no se ha definido del todo, pues el mayor dolor de cabeza del estratega de palacio es sobre su futuro, uno que no se ve nada suavecito, ni para él ni para su familia, y es aquí en dónde el sentido político y el pragmatismo orilla a pensar en que para lo que viene necesita a un jefe de estado nato, con gruesa piel para aguantar todo tipo de presiones y con la comprobada experiencia en negociaciones hasta con el mismo diablo, y ese personaje es su amigo de Zacatecas.
La doctora y el doctor, ambos, ya juegan en la misma canasta, los dos se han dado la mano y han entendido una sola cosa, que ambos se necesitan para lo que venga…ya sea que ella se convierta en jefe de él o él en jefe de ella.
El desenlace depende ahora de que el gran elector pese bien su futuro, el de su proyecto, el de su familia… ¿Será melón Zacatecano o sandía chilanga?