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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
El director del IMSS, Zoe Robledo, está metido en un problemón del tamaño del mundo, algo así como el final del cuento del perro de las dos tortas.
Fíjese que busca ser el candidato a la gubernatura de Chiapas por morena, solo que los números no le dan, su antipatía y sangre pesada le hacen chocar con la sencillez de los chiapanecos, en el estado es común escuchar calificativos como de «mamón», «arrogante», chocante». Al tener en las manos los números reales sobre su rechazo, buscó ser el operador de Claudia Sheimbaum en la entidad, convertirse en su portavoz, llevarle votos y a cambio buscar ser considerado en un eventual gabinete de la favorita para el 2024…ser secretario de estado y si es del sector salud, mucho mejor (recordemos las revelaciones periodísticas en dónde se desnudó la red de intereses de su familia en el IMSS).
El problema es que Zoe Robledo acumula muchos negativos, el descuido en el mantenimiento de un elevador y la muerte de una niña de seis años en Quintana Roo le han significado ser descartado, no solo para la candidatura, sino cualquier posición a futuro, bajo la presidencia de quién sea…el presidente López Obrador está molesto con este hecho.
Arrinconado, Zoe ha emprendido una sucia campaña en contra de su principal adversario (más bien, personalismo enemigo) el senador Eduardo Ramírez. La metralla es inofensiva, pero son de las que salpican lodo. Fundamentadas en la manipulación de supuestos actos, han inundado las redes para sembrar la percepción de que el presidente de la junta de coordinación política del senado es alguien que se ha hecho de propiedades o que su placer es viajar en Jets de lujo.
Para quienes conocen a Eduardo Ramírez lo ubican en el aeropuerto viajando en viva aerobus o Aeroméxico, siempre con destino a Tuxtla Gutiérrez o Tapachula, siempre acompañado por alguna de sus hijas, tomándose fotos con los pasajeros.
Hace menos de un día, fue señalado de ser propietario de un departamento, cuando en realidad lo renta …pero esto es solo chismes, notas pagadas.
Falta que lo acusen de querer comprar el cañón del sumidero o de haber provocado el levantamiento armado del 94.
He seguido la ruta del jaguar, Eduardo Ramírez, visto desde la ciudad de México, desde la tribuna del senado, desde el observatorio de los medios nacionales, vemos a un personaje que se ha construido a sí mismo y que de llegar a ser gobernador de nuestro querido Chiapas, se aspiraría a una época de grandeza y desarrollo, he platicado con él, lo he entrevistado, es alguien que piensa en un Chiapas evolutivo, incrustado en el mundo, trae ideas muy buenas, y no se le escucha excluyendo a los que no piensen como él.
Chiapas no es una aldea, merece mayor atención y respeto por quién desde una dirección pretende tratarla como botín de guerra o como brazo empresarial para su familia.
Chiapas no es una hacienda, no necesita un capataz al que se le descompongan las máquinas .
