MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Una protesta en la cdmx por parte del vecino de la Cuauhtémoc en contra de los asentamientos de migrantes me hizo recordar lo que en días recientes vi en Chiapas.
Recorrí la carretera que va de Tapachula hasta Arriaga, cerca de los límites con Oaxaca.
Para los habitantes de la región, el desfile de seres humanos es parte del paisaje, más no para lo que creíamos haberlo visto todo, esa peculiar arrogancia de la mirada del centro del país.
Se trata de la marcha multinacional más grande de hombres, mujeres y niños.
Los migrantes, cuya piel oscura, oscura, los cataloga como haitianos, los canelos como cubanos, razas hermosas de color venezolano, pero hay de todo, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos.
es una coreografía dolorosa, bajo un mismo himno, cuya letra le canta a una patria que no los quiere ni de vuelta, excepto si logran llegar a su destino los EUA y se enlistan en las tropas de los héroes que mandan dólares, ese corporativo que aquí también es festejado con ropajes de remesas.
¿Qué daño le hizo un niño a su país que es obligado a buscar una nueva escuela, un nuevo barrio, a sus nuevos amigos? Chiapas es hoy la guardería de miles de criaturas, quienes a sus pocos años de vida ya tienen en su haber la historia de su propio éxodo, imagínese vivir sus cuatro estaciones del año arrastrando los pies en una carretera.
Se necesita ser un mal nacido como para no sentir agujas en el pecho ante esto, esas familias comiendo metros, debajo del sol de la costa chiapaneca. ¿Qué culpa tienen una niña cuando es arrebatada de sus cuerdas y muñecas? Su infancia es un resumen de ampollas en los pies y muchos, muchos kilómetros por delante.
Pero le platicaré algo, aun cuando estos seres humanos significan el lado oscuro de nuestra conciencia ( aquí en la cdmx es mejor verlos de reojo o seguir con la lobotomía del celular),allá ,en esa región , muy a pesar de las banderas políticas ,existen esos otros seres ,que debajo de un uniforme cargan con huesos ,corazón y arterias , y diría usted que alguien tiene que hacer el trabajo, alguien tiene que alimentar y otorgar atención médica a esos exiliados, y es aquí dónde me detengo, elevando un sincero reconocimiento a la GN, a los hombres y mujeres del ejército, nuestros marinos y también a muchos buenos elementos de migración.
Su trabajo, lo vi en primera persona, consiste no solo en colocar retenes, sino en arrancar de las manos del crimen organizado a miles de migrantes que todos los días son atrapados por estos agentes turísticos con cuerno de chivo.
El mal llamado fenómeno de la migración es la prueba madre de la decadencia de los políticos en sus distintos países. La gran maquinaria de la riqueza arroja esta rebaba social y termina expulsándola, pero este es el efecto, las causas se derivan en los modelos económicos, los populistas son tan o peor de dañinos que gobiernos conservadores, ambos van enterrando sus abortos en el patio de la nación vecina.
Pero todo discurso que se arroje en aras de mitigar esto, es cinismo puro. La llave para abrir la puerta de esa otra realidad es que las naciones que expulsan cambien de sistema, sean menos corruptas, den mejores oportunidades a su sociedad y redistribuyan la riqueza, que eleven sus dosis de educación e instrucción…que combatan a los tumores del crimen y sus corporativos. Lo sé, se trata de reinventar todo.
Comenzando por una nueva sociedad.
Mientras, con una temperatura de 38 grados, con el fondo de una vegetación selvática, con la combustión del asfalto en los pies, con el dolor de no saber si el día siguiente estarán vivos, así, los niños, las niñas, sus padres, su sangre, nos obligan a presentarnos ¿Qué hicieron estos seres para estar así? ¿Nacer en el lugar equivocado? …cierto, eso no da lástima, es más penosa la historia de un cachorro abandonado que un pequeño sin patria.