PICOTAZO POLÍTICO/ Chiapas, ya

MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS

Esto debe expresarse con toda la emoción que genera el sentimiento de pertenencia, a Chiapas le toca ya y no es una ocurrencia, ni una frase para campañas, es el rezo de quien ve a su estado a más de mil kilómetros de distancia y sueña con que la única boca que se abra sea la de asombro por lo que significa el estado más hermoso de la república, y no por sus múltiples obituarios.

A Chiapas se le ha negado el derecho a la paz y la igualdad, las razones son de orden político, pues por desgracia han dirigido sus destinos personajes que lo tomaron como botín, como su jardín personal y no como oportunidad para hacer el bien.

A Chiapas le toca la llegada de hombre que sabe y que quiere hacer las cosas para cincelar un legado que no signifiquen cuentas bancarias gordas ni dedos señalando a sus familiares como parte de las nuevas familias millonarias del sur de México…necesitamos que Chiapas sea purgado de la maldita impunidad.

A Chiapas le toca que las manos de los bien nacidos comiencen a curarla, sanar lo que nos ha llenado de orgullo, nuestros pueblos indígenas y su alma buena que artesanalmente dedican vidas enteras a el cultivo de nuestra cultura.

Pues si de Chiapas se ha hablado es porque sus verdes y azules profundos son dignos de cuadros realistas en un mundo que los observa con admiración, visitantes nacionales y extranjeros que no pueden divorciarse de los recuerdos generados por los viajes en lancha por el cañón del sumidero, o que respiraron la neblina de palenque, oídos que bailan con los ecos de una marimba, bocas que salivan cada que la memoria les regresa el sabor a pozol o chochito al horno o el carnaval de tamales.

Chiapas fue secuestrado y obligado a posar en la nota roja, esa pandemia que solo es posible bajo batutas de políticos peleados con el sentido común, ajenos a el dolor de los que gobiernan, ineptos que repiten el estado del tiempo antes que reconocer que algo muy malo ocurre frente a su nariz.

EL tiempo para Chiapas, como señal de los ancestros, está por dar un giro, ya que en su cimiente se fue construyendo la carrera de alguien más parecido a el pueblo que a las castas divinas del estado, un nuevo gobernador que le entiende, que desde sus largos recorridos en camión hasta la ciudad de México  para abastecer el comercio de sus padres, comprendió en carne propia lo que es ganarse el alimento…este si, un hombre amigo de los libros y redactor de leyes.

Después del ocho de diciembre, a Chiapas le toca ser reconquistado por los hombres y mujeres de buena voluntad, los que sin mezquindad entienden que la hora chiapaneca ha llegado, que aun con todas las cicatrices por cerrar y monstruos que apagar, es más fuerte el grito de esta nueva conciencia, que si bien arroja sus primeras flores , pronto habrá de ofrecer a México y el mundo sus primeros frutos.

Eduardo Ramírez Aguilar lleva tiempo frente a el lienzo de su vida, y , me consta, mueve los pinceles para obtener el paisaje con el que soñó desde niño, sus trazos se han ido perfeccionando, esta pintura es su adicción, lo dijo desde hace mucho, que el seria autor de esta obra, la de un cuadro en donde Chiapas fuese la estrella , el orgullo, el motivo para que los que estamos lejos de nuestra tierra y dentro de ella, volviésemos a narrar este romance con la cuna, este amor leal hacia el origen, porque si algo sabemos los chiapanecos, es que no importa en que año hayamos nacido o si estamos ya muertos, Chiapas siempre nos volverá a abrir el vientre para nacer o morir las veces que sean necesarias, y en esta hora, lo decimos, ya toca, a Chiapas, ya toca.

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