MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Es evidente que no poseo la experiencia ni la preparación como para auto nombrarme perito forense, y como en muchas cosas de la vida en la que no tengo una bendita idea de las cosas, suelo recurrir a mi filosa navaja del sentido común, así es que “cocino “ mis análisis y vierto conclusiones, no siempre bien recibidas, pero si bien pensadas e invariablemente documentadas.
Hecha esta aclaración es que me atreveré a asomarme a la habitación del horror del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco.
Primero y dándole la razón a la presidenta de México, este asunto revive la patológica afición a opinar como si de un partido de futbol se tratara. Lo que se ha vertido en muchos medios raya en lo psicodélico, como si de un ejército de expertos se tratara, imprimiendo teorías, lanzándose al sospechosísmo y acusando a priori a el gobierno de la doctora Sheinbaum de estar preparando la graciosa desaparición de la verdad histórica de Teuchitlán …claro está que a los genios de presidencia ( no sé por qué insisten en recurrir a Jesús Ramírez cuevas ) les fallo terrible eso de llevar de tour al rancho Izaguirre a la bola de influencers y youtuberos (un grupo de chamacos de secundaria hubiesen realizado un mejor trabajo de campo) , lo cual termina por no ayudar mucho .
Y este batidillo no nos permite ver el hueso de esta historia, la cual es la que debería ocupar todos los ángulos del debate, ¿cómo es que el CJNG se apoderó de esa entidad?, ¿dónde está el ex gobernador Enrique Alfaro, el intratable EMECISTA, que permitió – sino es que auspicio – el crecimiento de Nemesio Oceguera “el Mencho”?…¿ya se nos olvidó la ejecución del ex gobernador priista Aristóteles Sandoval dos años después de dejar palacio en Guadalajara? Los asesinos fueron del cártel de las cuatro letras.
Porque si nos apegamos a la razón, lo de Teuchitlán solo pudo haber sido posible gracias a la protección de las más altas autoridades del estado de Jalisco, mismas que manejaron a la fiscalía local para evitar que este horror otros mas no fueran objeto de investigación y mucho menos de castigo …ampliemos la visión, ¿desde hace cuántos años toda esa región del bajío fue secuestrada por esos grupos criminales y, obvia decirlo, de qué tamaño ha sido la complicidad de diversos gobiernos?
Claro que la imagen de este campo de exterminio azota las emociones entre la opinión pública, pero el iceberg ha sido mostrado en muchas más ocasiones, tal y como sucedió en el SAN FERNANDO, Tamaulipas, en donde, también, fue utilizado un rancho como área de exterminio de más de 72 seres humanos (indocumentados)…y si el telón fuese retirado en todo el país seguro que encontraríamos un cementerio nacional repleto de los huesos de los desaparecidos. ¿A qué se enfrenta el
¿Gobierno de Claudia Sheinbaum? A lo que ha revelado el loco de Washington, Donald Trump, México es un estado dominado en muchas regiones por el narco, y así lleva varios sexenios, claro que el último fue el que mayor carta abierta les otorgó con la estupidez de abrazos y no balazos. Ese es el tema y ese es el reto de una presidenta que ya dio muestras de no acobardarse ante estos mismos criminales.
Por supuesto que se debe dar una respuesta a los grupos de madres o padres buscadores, pero para que el drenaje se desazolve es primordial arrancar el manejo de la justicia y de las manos de esos políticos, como ocurrió con Enrique Alfaro, y sus patrocinadores, los narcos de Jalisco …y así nos podemos ir con Tamaulipas, Veracruz, Guerrero, Sinaloa, Michoacán, regiones que sin duda están sembrados de fosas y ranchos adaptados para el adiestramiento o crematorios.
Soy un aguafiestas muy documentado, pero lo del rancho Izaguirre tendrá más réplicas, vendrán más descubrimientos y la tarea de un estado se volverá imposible para la identificación de las víctimas, y todo esto por la razón de que la raíz que alimenta este estado de putrefacción sigue viva.
Es la simbiosis del narco con políticos, jueces, ministerios públicos, desde los cargos más pequeños, hasta el control de gubernaturas.
Solo que la visión de la masa opinócrata fija la vista en el árbol y no la intensidad del bosque.