RICARDO CONTRERAS REYES
En días pasados, usuarios de las redes sociales nos pidieron comentar en esta columna sus inquietudes y malestares por lo que sucede en algunos organismos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE.
Específicamente en sus delegaciones que atienden a quienes acuden a tramitar beneficios que el Gobierno federal otorga a través de su Ley Orgánica.
Los derechohabientes que intentan tramitar su jubilación, pensión, préstamos o gastos funerarios se enfrentan a una repudiable burocracia y malos tratos de quienes tienen a su cargo realizar estas operaciones.
Largos y engorrosos trámites deben realizar que a veces duran hasta tres meses para lograrlos porque el personal siempre se encuentra muy «ocupado» cumpliendo sus responsabilidades.
Desde que asumió la dirección general del instituto Martí Batres Guadarrama, en octubre pasado, prometió que el ISSSTE se transformaría, de acuerdo a los planes de la 4T que encabeza la actual Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum.
Esto ha quedado en entredicho porque los trabajadores que laboraron en la administración pública, la mayoría personas adultas mayores se quejan de la burocracia que existe en estos organismos, las delegaciones en la CDMX.
Muchos de ellos tienen que acudir a solicitar sus prestaciones en silla de ruedas, muletas o acompañados de familiares o personas que les ayuden a transitar y gestionar su documentación en estás oficinas.
Debemos mencionarlo, el ISSSTE enfrenta, ante el crecimiento requerido por los empleados del gobierno que llegaron al tiempo del retiro, de una saturación de servicios por lo que son necesarios y apremiantes su modernización y dinamismo.
Es preciso que las personas adultas mayores encuentren un trato digno en estos lugares, porque su estado físico y anímico así lo requiere y es deber del Estado salvaguardar su identidad así como su personalidad.
Guía de Turistas:
Gato X Liebre en la venta de bacalao. Este mes de diciembre Oceana reveló que tres de cada 10 veces que venden bacalao, en realidad se trata de otras especies de menor valor, amenazadas o en peligro de extinción. La organización que se dedica a la protección de los océanos, denunció que el 31.5 % de las veces que se vende bacalao en Ciudad de México, en realidad se trata de una especie completamente distinta. El porcentaje de sustitución más alto fue en pescaderías con 55 %, seguido de restaurantes con 40 %. Los supermercados registraron el porcentaje más bajo con 4.5 %. “El bacalao es una especie que forma parte de los platillos tradicionales que se encuentran en las mesas de las familias mexicanas en las fiestas decembrinas, pero de acuerdo con el estudio Gato x Liebre, los consumidores podrían recibir tilapia y pagar hasta tres veces más de su valor real”, dijo Esteban García-Peña, Coordinador de Investigaciones y Política Pública de Oceana. De acuerdo con los análisis de ADN realizados a diferentes muestras, se identificó que el pescado que suele prepararse en las fiestas decembrinas es en realidad otra especie como rayas, mantarrayas o diferentes tipos de tiburón que, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) se encuentran en peligro de extinción como el tiburón martillo y otros en las categorías de “casi amenazadas” como el tiburón toro y el tiburón zorro. La falta de información clara y transparente de los alimentos del mar que consumimos tiene repercusiones en el bolsillo del consumidor y en la salud de nuestros mares. Oceana reiteró el llamado a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) para que se apruebe la Norma de Trazabilidad para rastrear los productos pesqueros del barco al plato.
Periodista
@PeriodistaRCR