PALACIO/ Trump y sus amenazas

>> Incremento de aranceles y operación militar contra cárteles de la droga

>> Buscará la “mayor tajada” en la revisión del Tratado Comercial en 2026

>> No es del todo convincente el optimismo de la presidenta Sheinbaum

MARIO DÍAZ

H. Matamoros, Tamaulipas. El triunfo del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, DONALD TRUMP, reconózcase o no, habrá de influir en el gobierno mexicano que encabeza CLAUDIA SHEINBAUM.

Contener el flujo migratorio y evitar el tráfico de fentanilo, además de la continuidad de la valla metálica en la frontera sur son temas prioritarios en la agenda del magnate neoyorquino.

Utilizando el incremento de arancel a los productos mexicanos de exportación a esa potencia mundial, TRUMP obligará a México a sellar su frontera sur tal y como ocurrirá allende el Bravo en la Unión Americana a partir del 20 de enero del año próximo.

Cuestión de recordar que, con la sola amenaza, el presidente electo yanqui obligó al ex presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR a enviar miles de efectivos de la Guardia Nacional para impedir el paso de las caravanas de migrantes centroamericanos que pretendían llegar a la frontera norte mexicana en busca del “sueño americano”.

Si bien es cierto que la amenaza de imponer aranceles del 200% a las exportaciones de automóviles mexicanos, las deportaciones masivas y operaciones militares contra los cárteles de la droga, podrían ser tomadas como bravuconadas de campaña, también es cierto que la política de TRUMP será muy severa a partir de que releve a JOE BIDEN en la Casa Blanca.

En consecuencia, la jefa del Ejecutivo federal no debería echar las campanas al vuelo por una llamada telefónica cordial con quien será el presidente número 47 de la Unión Americana.

Tanto la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM y el secretario de Economía MARCELO EBRARD habrán de implementar una estrategia adecuada para impedir que el anglosajón se lleve la mejor “tajada” durante la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para 2026.

Será por demás interesante conocer si las empresas estadounidenses que se benefician con las operaciones comerciales con México podrían convertirse en factor decisivo para frenar al próximo inquilino de la Casa Blanca, o Washington brindará mayor interés a las relaciones comerciales entre México y China.

La competencia comercial entre la potencia del norte y el gigante asiático podría generar situaciones adversas al gobierno de la Cuarta Transformación en lo que al comercio se refiere, lo que, obviamente, tensaría la relación entre ambos países de América del Norte.

No sería temerario ni aventurado predecir que la administración de DONALD TRUMP intentará por todos los medios limitar la influencia en la región de norte de América de la potencia asiática que poco a poco le “come el mandado” al país las barras y las estrellas.

Desde cierta óptica, el problema inmediato que amaga al gobierno de México es la postura del tío Sam respecto al tráfico de fentanilo que está provocando un serio problema de salud y mortandad en los Estados Unidos.

Si la presidenta de México, CLAUDIA SHEINBAUM, desea mantener el apoyo y cooperación del gobierno gringo en materia del combate al tráfico de estupefacientes, será necesario que despliegue una estrategia que muestre resultados del esfuerzo mexicano en esa problemática.

Justo ahí es donde se vislumbra un panorama nada halagador para México y los mexicanos. La fortaleza financiera de los distintos cárteles de la droga les permite operar impunemente e, incluso, enfrentar a las fuerzas militares.

Se antoja muy difícil, más no imposible, que el gobierno norteamericano envíe a los “marines” a enfrentar a los sicarios del crimen organizado, tal y como amenaza el presidente electo DONALD TRUMP, una vez que tome las riendas de la nación más poderosa del planeta.

A juzgar por lo que se observa, México tendrá que elevar en grado superlativo la labor diplomática para evitar fricciones derivadas de los tratados comerciales, migración y tráfico de armas, con el coloso del norte.

DESDE EL BALCÓN:

I.- A sus 78 años de edad, DONALD TRUMP está próximo a convertirse en el primer presidente de la Unión Americana con una condena por delito considerado como grave.

Tomará posesión como el presidente número 47 de los Estados Unidos en la ceremonia oficial programada para el próximo 20 de enero.

El resultado de la jornada electoral en a tierra del tío San impidió la asunción de KAMALA HARRIS, quien se hubiera convertido en la primera mujer de raza negra y del sur de Asia, en presidenta de esa nación.

Ni hablar.

Y hasta la próxima.

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