PALACIO/ En Tabasco… ¿quién la hace la paga?

>> El crimen organizado opera impunemente en la tierra natal de López Obrador

>> Dos cárteles de la droga se disputan el robo de combustibles y narcomenudeo

>> Infructuosamente el gobernador Merino Campos pretende tender una cortina de humo

MARIO DÍAZ

H. Matamoros, Tamaulipas. La violencia y actos vandálicos que se registraron en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, el 22 de diciembre pasado y el jueves 4 de enero del año en curso, deja en claro que a la delincuencia organizada le importa “un cacahuate” hacer sentir su presencia justo en la tierra natal del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.

El suculento manjar económico que representa el robo de combustible, gas, narcomenudeo, secuestro, cobro de piso y cuota a migrantes, mantiene enfrentados a dos grupos rivales de acuerdo a la información recabada por el gabinete de seguridad del gobierno de la Cuarta Transformación.

A pesar de que el gobernador interino de esa entidad federativa, CARLOS MANUEL MERINO CAMPOS, asegura que en dicho estado no hay presencia de cárteles de la droga, la información del Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CNFI) de la Secretaría de la Defensa Nacional indica todo lo contrario.

El Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Noroeste son los grupos delictivos con mayor presencia en al menos 10 de los 17 municipios que conforman el estado de Tabasco.

El jugoso negocio ilícito que representa el robo y trasiego de combustible en los recintos portuarios de Veracruz, Tabasco y Campeche, el cual almacenan en buques-tanque y bodegas, es la causa principal de la lucha interna entre ambos bandos de la delincuencia organizada.

Es por ello que, para demostrar su poderío, los grupos en pugna desplegaron sus sicarios para provocar balaceras, quema de autos y saqueo a almacenes comerciales, en hechos sucedidos el 22 de diciembre pasado, y el asalto simultáneo a tiendas de autoservicio Oxxo y Extra en la capital tabasqueña, durante la tarde del jueves 4 del mes en curso.

La violencia y vandalismo en aquella entidad del sureste mexicano es una evidencia más del fracaso del programa federal en materia de seguridad pública, “abrazos, no balazos”, a pesar de que el mandatario nacional insiste en defender lo indefendible.

Como consecuencia de los hechos sucedidos durante los últimos días de 2023 y el inicio de 2024, el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del estado de Tabasco, HERNÁN BERMÚDEZ REQUENA, renunció al cargo que desempeñaba desde el 11 de diciembre de 2019 por encargo del entonces gobernador ADÁN AUGUSTO LÓPEZ HERNÁNDEZ.

Hipotéticamente, el mandatario estatal interino CARLOS MANUEL MERINO CAMPOS habría cedido a la presión ejercida por el grupo dominante y aceptó destituir al encargado de brindar seguridad y protección a los tabasqueños.

Sin embargo, asumiendo una postura meramente institucional, pero a la vez alejada de la realidad, MERINO CAMPOS no tuvo empacho en manifestar que “en Tabasco quien la hace la paga”.

Tampoco convence al asegurar que “no cederemos a chantajes propagandísticos de quienes buscan aprovechar la coyuntura para capitalizarlo electoralmente, no somos iguales, anteponemos la formalidad y el bienestar del pueblo por encima de la simulación, la difamación y la vanidad”.

Retórica que, reconózcase o no, tiene como objetivo intentar tender una cortina de humo a la realidad que se vive en Tabasco con las acciones del crimen organizado que desestabilizan la paz social y generan temor e incertidumbre entre los ciudadanos de buen vivir.

Mientras tanto, el gobierno Federal dispuso que 600 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional se integraran a las fuerzas de seguridad desplegadas a lo largo y ancho del estado de Tabasco.

De acuerdo a la SEDENA, se desplazaron por tierra procedentes de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, un contingente de 500 soldados pertenecientes a la Fuerza de Tarea Regional y, vía aérea, 100 elementos de elite pertenecientes a las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano con la misión de inhibir el robo de combustibles y mantener la seguridad en el territorio tabasqueño.

De acuerdo a la Secretaría de la Defensa Nacional “estas tropas se caracterizan por su gran movilidad, flexibilidad, capacidad de despliegue, armamento, material, equipo y adiestramiento especializado; están capacitadas para desarrollar operaciones interinstitucionales, las cuales consisten en reconocimientos terrestres, tareas de disuasión, prevención y establecimiento de puestos militares de seguridad”.

DESDE EL BALCÓN:

I.-Pregunta sin ánimo pesimista ¿realmente las fuerzas de elite del Ejército Mexicano lograrán desmantelar o al menos inhibir a los cárteles de la droga que operan en Tabasco y otras entidades del sureste mexicano?

Y hasta la próxima.

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