PALABRAS MÁS / ¡Violentos!

La conciencia siempre puede trascender al existente,

no hacia su ser, sino hacia el sentido de este ser.

Jean Paul Sartre

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

El presidente de Estados Unidos nunca ha escondido lo que es: un verdadero cretino. Lo ha demostrado desde que apareció en la política con ese estilo ruidoso, arrogante y violento que lo ha convertido en una figura tóxica, polarizante y, para muchos, peligrosamente influyente. No disimula, no suaviza, no se disculpa. Su discurso es tan burdo como claro, tan lleno de desprecio como de cálculo político.

Tampoco ha ocultado su fobia hacia los migrantes, especialmente los mexicanos. Desde el primer discurso de campaña en 2015, cuando llamó a nuestros compatriotas “violadores y criminales”, dejó sembrada la semilla del odio que después se convertiría en plataforma electoral. Y le funcionó. Ganó la presidencia con el apoyo de millones, incluyendo paradójicamente a sectores latinos, y cuatro años después repitió el mismo libreto con otra candidatura que, si bien fallida en el resultado electoral, triunfó en mantener viva la narrativa del miedo y la división.

México ha sido su blanco favorito. Ha usado nuestro país como piñata política, como chivo expiatorio, como cortina de humo para esconder los verdaderos problemas de su nación. Cada vez que su gobierno se vio en aprietos, ahí estábamos nosotros: los migrantes, los trabajadores indocumentados, los niños enjaulados, los cruces fronterizos.

En este segundo mandato y sin la posibilidad de otra reelección el republicano no tiene freno, se ha vuelto más hostil, se ha radicalizado y se puede poner peor, sobre todo en el tema de migrantes a quienes ha amenazado desde el primer día y luego se las cumplió. Ahí están las redadas para capturar migrantes y los puntos de advertencia para que no entren al suelo de su propiedad, luego la amenaza de poner 5% de aranceles a las remesas que envían los paisanos.

Desde su primera campaña en 2015, cuando Enrique Peña Nieto era presidente, los us para hacer campaña, el según influyente Luis Videgaray se lo trajo a Peña y lo recibió como si ya fuera presidente, luego le subió al volumen de la construcción de un supuesto muro para contener a los indocumentados. Por cierto, ni lo pagó México como rezaba cada que podía, solo se construyeron 700 kilómetros en los 3 mil 145 kilómetros que compartimos de frontera, en la mayoría para reemplazar la infraestructura que ya existía.

En uno de sus tantos discursos López Obrador advirtió que haría pocos viajes internacionales, que “la mejor política exterior es la interior”, pero no pudo negarse a visitar la Casa Blanca, ahí lo recibió Trump, vimos a un López dócil y lo pusieron a leer de corrido, mientras el anaranjado hacía muecas al escuchar su discurso. Obviamente López y Ebrard dijeron que había sido todo un éxito. Ya en el 2022, en plena campaña, Trump dijo que no había visto a nadie doblarse como los funcionarios mexicanos que pusieron a su disposición 28 efectivos de la Guardia Nacional, ni modo ¡empinaron a Marcelo!

Ni Peña nieto, ni López Obrador, contuvieron de manera eficiente a Donald Trump, jugaron con ellos, los hicieron que participaran en su campaña sujetándolos con las amenazas de la renovación del T-MEC, a pesar de todo lo firmaron el 30 de noviembre del 2018, en el ocaso del mandatario de EU y el amanecer del sexenio del Pejelagarto. Las cosas se relajaron con el gobierno de Joe Biden y la llegada de Ken Salazar que tenía hasta derecho de picaporte con el tabasqueño, pero las cosas se descompusieron con el triunfo de Trump y la llegada de Claudia Sheinbaum al Palacio Nacional.

El fin de semana pasada estuvo marcado por protestas en Los Ángeles, California, incluyendo zonas como Paramount y Compton. Las concentraciones ocurrieron frente a los centros de detención de migrantes, principalmente por las redadas y también por los aranceles a las remesas.

Las respuestas desde Washington son endurecer las acciones, los patrullajes y las detenciones con más elementos de la Guardia Nacional. Es por demás intentar que Trump entre en razón cuando nunca la ha tenido y siempre ha sido un represor en potencia.

Veremos que rumbo toma la protesta, aunque desde este espacio lo advertimos, cuando Claudia Sheinbaum lanzó aquella amenaza de que se iban a movilizar, estaba cantado que allá no les iban a hacer valla como aquí para adorar a los de la 4T. Si bien ella no los sacó a protestar, ahí quedan los llamados y hay mucho queda bien de los dos lados… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.

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