Ansía la fuerza del cazador que caza un tigre
y no la fama del tigre admirado por aquellos que
van a utilizarlo como alfombra a los pies de su cama.
Milan Kundera
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
En Palacio Nacional hay mucha preocupación por las primeras decisiones ejecutivas tomadas por Donald Trump, aunque la presidenta quiere mandar el mensaje de control, de cabeza fría, me dicen que hay mucho movimiento, muchas llamadas para su equipo diplomático porque quieren minimizar el daño y el nerviosismo.
Como estará el asunto que hasta la soberbia les ha disminuido a los inventores del “humanismo mexicano”, cualquier cosa que eso signifique. Aquellos que no querían dialogar con la oposición porque no estaban a su altura, los mismos que a la primera provocación presumen sus 36 millones de votos, hoy esos exigen unidad
La presidenta tiene razón, hay que tener unidad porque el adversario viene de fuera, pero pedirlo con la seriedad que el caso requiere, que no se olvide la división que generó López Obrador al fraccionar en neoliberales y superiores morales, en “chairos” y “fifís”, en buenos y malos, “están conmigo o contra mí”. Está es la oportunidad de resarcir ese daño porque la ocasión lo amerita.
Si no tienen la pericia para manejar la situación se van a detonar crisis en diferentes frentes. La migratoria que en la primera redada se detuvieron 3 mil indocumentados, por si fuera poco, ya se movilizan más de mil 500 militares a esa franja para que no entre nadie más.
Ahí está la posibilidad de una guerra de aranceles que afectaría a las dos economías, pero más a la mexicana que apenas creció el 1% promedio con el Pejelagarto.
Aunque ahora el peso se ha mantenido estable está latente la inestabilidad cambiaria, eso combinado con las deportaciones de los connacionales significan remesas que no llegarán a las familias mexicanas y que han sido motivo de orgullo para los de la 4T.
En los últimos años, el peso mexicano ha desafiado las expectativas al mantenerse fuerte frente al dólar, impulsado por factores como las altas tasas de interés del Banco de México y una relativa confianza en los mercados emergentes.
Sin embargo, esta estabilidad pende de un hilo ante eventos externos, como la desaceleración económica global o el comportamiento errático de las políticas monetarias de Estados Unidos. Un ajuste repentino podría desatar una nueva oleada de incertidumbre cambiaria, afectando a empresas, consumidores y, sobre todo, a las familias que dependen de dólares provenientes del extranjero.
Además, la estabilidad cambiaria debe blindarse con políticas que mitiguen el impacto de choques externos, fortaleciendo las reservas internacionales y promoviendo la inversión extranjera sin comprometer la soberanía económica del país.
Como dice la presidenta, hay que tener la cabeza fría y entrarle a la estrategia. Insisto más allá de nacionalismos en redes sociales y chantajes sentimentales los que gobiernan buscaron el cargo y tienen respaldo, ahora a dar resultados, no hay de otra… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.