PALABRAS MÁS/ ¡Una buena!

Las tres en punto es siempre demasiado

tarde o demasiado temprano para lo que quieres hacer.

Jean Paul Sartre

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

En la década de los 80, cuando los fines de semana significaban aventuras familiares y descubrimientos, una de las salidas favoritas era al zoológico, ya fuera el de Chapultepec o el de Aragón. En una de esas tantas visitas que quedaron grabadas en la memoria, presencié por primera vez un espectáculo marino que me dejó sin aliento. Delfines, lobos marinos y otros mamíferos acuáticos se deslizaban, saltaban y giraban en perfecta sincronía, ejecutando suertes que parecían coreografías de otro mundo.

Aquella experiencia no solo fue sorprendente, sino que abrió una ventana a un universo marino que hasta entonces solo imaginábamos en libros o películas. Aunque con los años cambiarían muchas perspectivas sobre los espectáculos con animales, ese recuerdo permanece intacto como un instante de asombro puro en medio de la cotidianidad capitalina de los ochenta.

Luego en 1985 por decisión de unos empresarios llegó la orca Keiko a Reino Aventura proveniente de Canadá, parque que luego se convertiría en Six Flags. Desde el inicio hubo algunas protestas porque obviamente las instalaciones por más adaptadas que no eran lugar para el delfín más grande de la naturaleza, una hembra puede pesar de 3 a 4 toneladas y hasta 6 los machos, sin embargo, el éxito y la parafernalia de la mercadotecnia y publicidad se impusieron por largo tiempo dando jugosas ganancias a la empresa.

Sin embargo, la película “Liberen a Willy” de 1993, una película donde se cuenta la historia de una ballena que es rescatada y se va a su hábitat natural fue el trampolín para que instituciones internacionales hicieran presión y en 1996 Keiko fuera trasladada a Oregón en Estados Unidos y ahí comenzando su rehabilitación y luego su liberación. La historia de la película se volvió realidad, pero la discusión era ¿Qué tanto se puede adaptar a un animal que pasó más de 20 años en cautiverio?

La orca que cautivó al mundo murió en el 2003 en la bahía de Taknes en Noruega. La historia no tuvo un final feliz, según los expertos no pudo readaptarse del todo a su hábitat. Los hombres le quitamos la posibilidad de vivir.

Otro caso fue el de Gasper y Niko, dos belugas que llegaron en los 90 a La Feria de Chapultepec de la Ciudad de México, de nuevo para entretener al público. Estos animales llegan a pesar hasta tonelada y llegan a medir hasta cinco metros y su habitad es en aguas frías del Ártico o subártico por lo que son especies migratorias y un estanque nunca les dará esa condición. Afortunadamente en 2005, también se fueron a EU para su rehabilitación.

La prohibición de animales marinos para espectáculos se ha dado paulatinamente comenzando en Estados Unidos, la India, Canadá, son Noruega, Brasil y Reino Unido quienes llevan la batuta y es imposible que existan delfinarios.

En México se ha celebrado un período extraordinario en el Congreso de la Unión, ahí se ha aprobado una ley Mincho, impulsada por Animal Héroes. Ahora quedará prohibido el uso de delfines, lobos marinos y manatíes, en espectáculos, terapias y actividades de interacción con personas, lo que se debe calificar como un gran éxito para los ambientalistas.

En el congreso mexicano hay discusiones disparatadas, gritos y sombrazos, se miden fuerzas en búsqueda del poder. Pero carajo de repente tiene grandes destellos de protección a lo más básico pero importante, el respeto a la naturaleza…

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Hasta la próxima

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