Uno no puede ponerse del lado de
quienes hacen la historia,
sino al servicio de quienes la padecen
Albert Camus
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Vaya mitote que armaron en la elección de la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el Senado de la República. Se pasaron discutiendo horas y los de Morena mostraron su peor versión pasando hasta boletas ya marcadas por parte de Adán Augusto López.
El asunto es que la continuidad de Rosario Piedra Ibarra los puso muy nerviosos y salieron hasta las inconformidades entre morenos y sus aliados. Ya no cabe duda que se sigue sintiendo la mano de López Obrador quien puso en el cargo a quien fácilmente pudo ser la presidenta de su club de fans y Claudia Sheinbaum quiere que continúe. Pero hasta los de la 4T saben el pésimo papel que hizo, desde ahí guardó silencio ante temas como la pandemia, los niños con cáncer y la falta de medicamentos, los abusos de las fuerzas armadas y la militarización del país y una larga lista.
Incluso los agoreros del régimen dicen que son los de oposición quienes la quieren tumbar a Piedra Ibarra y desde ahí usar a la CNDH para el golpeteo contra Sheinbaum Pardo, nada más falso, pues Morena y sus aliados son mayoría, pero algunos buscan un cambio, eso no significa que las cosas cambiarían, porque los perfiles, unos más o menos, son afines al régimen.
A pesar de ser la peor evaluada en el proceso, de su mala gestión, los senadores acordaron respaldarla para que continúe cinco años más en el cargo y con ello seguir con el silencio cómplice que ha guardado, ya sabemos que no les gustan las críticas y también la docilidad de Rosario Piedra Ibarra. A eso se debe sumar la extinción de los órganos autónomos de transparencia que ya está en puerta y lista para efectuarse, eso sí desde Palacio Nacional pregonan sobre el respeto a los derechos humanos, la garantía de las libertades, pero en el terreno legislativo hacen todo para que la cosa siga igual que con López Obrador.
Hace cinco años, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) defendió la designación de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), resaltando como mérito principal su linaje, al ser hija de Rosario Ibarra de Piedra, icónica activista mexicana y referente en la lucha por los derechos humanos. Hoy, la presidenta Claudia Sheinbaum parece replicar este patrón al argumentar que el legado familiar de Piedra es razón suficiente para confiar en su capacidad para un cargo tan importante.
La insistencia en el valor de un legado familiar en el ámbito público plantea dudas y tensiones sobre el sistema de selección para posiciones clave en México. La cuestión es si el parentesco es suficiente para asegurar un desempeño adecuado en una institución que requiere compromiso y capacidad profesional, o si el mérito debe estar basado en experiencia e independencia comprobada. En este contexto, la postura de Sheinbaum no solo reaviva las críticas que enfrentó AMLO en su momento, sino que abre el debate sobre la ética y los criterios para seleccionar a quienes ocupan los puestos de poder en el país.
Ahí están las evidencias del trabajo de Rosario Piedra Ibarra al frente de la CNDH y queda a deber, si hubiera honestidad ella misma debería haber dado un paso al costado, pero ella sigue viviendo bajo los designios del Pejelagarto, como si él hubiera escrito la trama… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.