Una vez que la libertad ha iluminado el
corazón del hombre, los dioses no tienen poder sobre él.
Jean Paul Sartre
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Cuando López Obrador llegó a Palacio Nacional se comprometió a ser garante de la Constitución y en ella están plasmadas las libertades, pero el Pejelagarto pronto mostró su rostro de intolerancia y se dedicó toda su administración a poner en la picota a sus críticos, excusado en su supuesto derecho de réplica, pero utilizaba los recursos del Estado.
No se debe olvidar que el supuesto superior moral estigmatizó a los periodistas, a todos los metió en el mismo saco de la corrupción. Pero, como en otros casos terminó haciendo el ridículo, no presentó pruebas de sus dichos, solo listas de supuestos “chayotes” pero todo estaba facturado por publicidad. Utilizó a UIF para escrutar a periodistas y amedrentar, los que habían caminado en la calle exigiendo justicia, democracia y libertades ahora secundaban al intolerante tabasqueño.
Ahí quedaron los llamados de los organismos internacionales, nada más en su sexenio murieron 47 comunicadores, otros amenazados y muchos más tuvieron que cambiar de residencia por intimidaciones no solamente del crimen organizado. También queda para la historia la petición de ayuda de la periodista Lourdes Maldonado al presidente y luego la asesinaron cobardemente.
Lo mismo ocurrió con Ana Dora Cabrera Vázquez, Rodolfo Montes y Reyna Haydee Ramírez quienes pidieron ayuda a AMLO e incluso después de eso fueron mayores las intimidaciones hacia ellos, de hecho, hasta de los propios seguidores del expresidente.
Y aquellos periodistas que fueron combativos en los peores tiempos del PRI y el PAN, se convirtieron en funcionarios del régimen y lo peor le entraron al juego de justificar toda acción y de ser obedientes. Que conste que en las democracias es importante la discusión, el diálogo y se vale disentir, pero estos enterraron sus principios y guardaron el periodismo, el rigor y la pluma en el rincón del último cajón.
El viernes pasado se entregó la presea “Libertad de Expresión Ricardo Rocha” a diez compañeros destacados. Como siempre le digo que cada quien juzgue el trabajo y el comportamiento de sus informadores. Es muy importante que las audiencias asuman su responsabilidad de calificar, pero dirigidos desde el poder. Por un lado, afirma que somos una sociedad adulta e informada, politizada. Y por el otro lado, califica y recomienda a quien ver, leer o escuchar. Y una última, usa a los medios del Estado como adoctrinantes para esa sociedad supuestamente libre.
Durante la entrega de la presea la periodista Azucena Uresti destacó que ser periodista es mucho más que una profesión, es una vocación, pasión y un amor a la información, los periodistas son los oídos de la sociedad por ello a menudo enfrentan amenazas, presiones, desinformación. Por lo cual es de destacar el valor del trabajo del periodista en tiempos complejos.
También destacan las palabras de Héctor de Mauleón quien expresó que fue un honor recibir una medalla con el nombre de Ricardo Rocha, periodista que hasta el último día de su vida ejerció el periodismo.
Ante todos los ataques a periodista la que siempre ha hecho mutis es la titular de la CNDH quien como siempre solo ejerce como fan del pejelagarto, pero no como una verdadera líder, que sea capaz de defender el derecho de la libertad de expresión en un país en el que es un peligro ejercer el periodismo.
¿Veremos que camino toma el sexenio de Claudia Sheinbaum? Nunca será demasiada la libertad de expresión, tampoco el periodismo con rigor ni el cuestionamiento al poder, la historia nos enseña que es indispensable… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.