PALABRAS MÁS/ Proyecto siniestro

Mi idea de una persona libre es la de aquella

que hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere

Haruki Murakami

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

Aquí, en este mismo espacio, durante la construcción del Tren Maya —una de las obras emblemáticas de López Obrador y de la 4T—, escribí sobre la destrucción que se estaba realizando en el sureste mexicano, todo por la soberbia y el capricho de López Obrador.

El paso del tiempo no perdona y pone a todos en su lugar. El Tren Maya se inauguró parcialmente en diciembre de 2023, con la premura de la elección presidencial y para que el Pejelagarto se llevara los aplausos del respetable. Al día de hoy, la obra no ha sido terminada en su totalidad y no opera al cien por ciento, además de que se reportan retrasos y hasta ya se les descarriló.

La obra siempre estuvo en entredicho por dos temas principales. El primero, la inversión que se necesitaba y el costo-beneficio que ofrecería, teniendo como ejemplo otros trenes en el mundo. El segundo, el daño ecológico a la selva, el desplazamiento de fauna y la contaminación de mantos freáticos y cavernas existentes en la zona. Ambos temas se documentaron ampliamente por ambientalistas, pero desde Palacio Nacional solo encontraron descalificaciones.

Pronto se mostró la ignorancia de López sobre ecología y el cuidado de la naturaleza. En una entrevista negó que se talaran árboles, “ni uno”, dijo. El número asciende a siete millones de árboles, así que, a pesar del programa federal Sembrando Vida, deforestaron la selva maya. Cuando los datos se dieron a conocer, de nuevo vino la descalificación y la ignorancia del humanista, que se hizo bolas y se peleó con los conceptos. Dijo: “La palabra ya no me gusta, ¿cómo que ‘medio ambiente’? ¿Dónde quedó el otro medio?”. Y desde ahí, desde la desconexión, ahora escribe sobre antropología.

Pero regresando al tema, afortunadamente la memoria electrónica es ahora inmediata; basta revisar las redes sociales y las notas periodísticas nacionales e internacionales que denunciaron el ecocidio. Luego vino la corrupción en contratos para amigos de sus hijos, que en un audio se ríen mientras hablan del balastro y la posibilidad de que se descarrile. Ahí se guardó silencio, nunca lo desmintieron; eso sí, hubo ataques feroces contra periodistas y medios de comunicación.

Ahora que se cumplen siete años de la 4T, en esa obra emblemática se han documentado daños irreparables en flora, fauna y contaminación en Quintana Roo y Campeche, específicamente en los tramos 5, 6 y 7, según la información de Misión Civil de Observación sobre impactos y afectaciones del proyecto Tren Maya. Pero también en violencia y vulneración de derechos humanos indígenas. Así va un proyecto que buscaba detonar el desarrollo de la región e impulsar a los pueblos originarios.

El proyecto tampoco ha sido transparente. Aunque la titular de Semarnat, Alicia Bárcena, aceptó el daño en cenotes, cavernas y mantos freáticos, la dependencia a su cargo ha reservado la información como de “seguridad nacional”; con ello, no se conocerán los detalles de esos impactos. Así que los humanistas y amantes de la transparencia no quieren que expertos y periodistas den a conocer información que solo confirmaría lo que ya se denunció.

Todavía falta saber cuál fue el costo real, cuánto se le otorga de subsidio y hasta cuándo será financieramente rentable. Así la obra de López y la 4T: dañina, sin transparencia y muy cara… Pero mejor ahí la dejamos.

Escríbeme tus comentarios al correo [email protected] y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.

Hasta la próxima.

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