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Por mi parte ya me había acostumbrado a que me pasaran cosas modestamente excepcionales. Julio Cortázar
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ. Si Andrés Manuel López Obrador fuera un político verdaderamente de palabra, ya hubiera cumplido con varios de sus compromisos esenciales que por cierto están plasmados y son obligación constitucional para quien ocupe la presidencia, pero como el Pejelagarto fue formado en el priismo más rancio de los años 80 y se comporta como López Portillo quien nos deleitó con grandes actuaciones en sus informes al grado de llegar a las lágrimas, pues su discurso es pura demagogia y eso de la 4T solo existe en su pensamiento.
En la conferencia mañanera del 25 de noviembre del año pasado, el inquilino de Palacio Nacional dijo sentir mucha “tristeza” debido a que conservadores apoyan a madres y padres de niños con cáncer y que buscan aprovecharse de la situación para volver al anterior sistema de compras de medicamentos, el cual tachó de corrupto. Pero el tabasqueño fue más allá, su enojo era evidente y se aventó la puntada de decir «Me dejo de llamar Andrés Manuel si no se distribuyen las medicinas».
Pero la historia es que ya había empeñado su palabra y el 11 de noviembre habían aceptado, luego de casi tres años de gobierno que había escasez de medicamentos, no solo los tratamientos oncológicos para los menores sino para mujeres, para diabetes, hipertensos y pacientes con VIH, bueno hay denuncias del sector salud que hasta paracetamol les ha llegado a hacer falta. Claro que los de la 4T argumentan que son campañas de desprestigio, pero eso ya le hartó al presidente que le puso una buena reprimenda al Jorge Alcocer, el inútil secretario de Salud y al director del Insabi, Juan Ferrer, López sentenció “Ya no hay excusa”.
Hace unos días conversé con uno de los padres de niños con cáncer, me decía que las circunstancias los llevaron a agruparse para exigir los tratamientos, que han tenido más de 21 reuniones con diferentes funcionarios y la respuesta es que se está trabajando para resolverlo, pero en el camino han perdido la batalla mil 602 menores a los que no hacen referencia, espero que en algún momento el responsable sea llevado ante los tribunales y responda por la negligencia que es encubierta desde la máxima magistratura.
En el tema de seguridad, desde la candidatura cuando se presentó su estrategia de “abrazos y no balazos” se anticipaba fracaso, ahí vamos en la violencia peor que con sus antecesores y eso le repatea en el hígado, pero los números no mienten y esto es un reguero de cadáveres, la Guardia Nacional entretenida en corretear migrantes en la zona de Suchiate, Alfonso Durazo que se vanagloriaba de que se iba a pacificar el país, ya es gobernador de Sonora, a la primera oportunidad tiró el trabajo y se fue a la campaña, luego se nombró a Risa (Rosa) Icela Rodríguez que no sabe nada de esos temas, eso sí, es obedientita a lo que diga el patrón y la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.
El asunto es que todas las mañanas parece que engañan al presidente con ese parte de guerra que le entregan, se ríe y pregunta ¿Cuáles masacres? Y nada más le tiraron en Zacatecas a 10 cuerpos y en Veracruz 11 más, la disculpa es que los medios solo cuentan en los estados que Morena es gobierno, pero insisto son los números de su propio gobierno, esos que lo desnudan todos los días porque cada uno representa una historia, una familia quebrada, huérfanos, viudas y viudos.
Aunque no quiera el que encabeza el gobierno más humanista, según ellos claro, la frustración lo consume porque no hay resultados, su palabra ya no vale y no debería llamarse Andrés Manuel López Obrador, que conste que él lo dijo. Así como fueron los muertos de Felipe Calderón y de Peña Nieto y esos fantasmas los van a perseguir por siempre, ahora son de López Obrador… Pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
Cumple 100 años el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, uno de los más autoritarios del priismo y ahí está para recordarnos los hechos del 68 y del 71.
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Hasta la próxima.
