
La astronomía es como una canción,
que, aunque no entiendas,
ya vale la pena por ser tan hermosa
Julieta Fierro
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
La sabiduría popular nos regala dichos que usaban, sobre todo, los más viejos. Hay uno que me gusta mucho y es aquel que reza: “no se hagan guajes”. Un guaje es un fruto que, al secarse, se usa como recipiente para transportar líquidos, una especie de cantimplora. Aunque en el contexto muy mexicano se aplica para decir “no se hagan tontos”. Como a López Obrador le gusta tanto el folclor, bien se le podría aplicar en diferentes temas, pero sobre todo en aquel de “La Barredora”.
Ahora resulta que nadie se dio cuenta de las actividades ilícitas de Hernán Bermúdez Requena, quien fuera secretario de Seguridad en Tabasco cuando Adán Augusto López fue gobernador. Que nadie sabía lo que sucedía con los sobrinos políticos de quien fuera secretario de Marina del Pejelagarto, José Rafael Ojeda Durán, y el caso de “huachicol fiscal”. Eso es exculpar de facto a Felipe Calderón sobre Genaro García Luna, que usa el mismo argumento: ¡no sabía!, ¡no tenía indicios! ¿De verdad les creemos que unos malvados priistas los engañaron, como en el caso de Segalmex?
Desde los tiempos del PRI se sabe que el hombre más informado es el presidente. Para eso existen aparatos de inteligencia —que conste, no se trata de espionaje—. También existían mecanismos de transparencia porque no se puede, simplemente, confiar en la buena voluntad u honradez de quienes acompañan al mandatario. No hay de otra: López pecó de ingenuo, o realmente sabía lo que estaba sucediendo y quiso poner orden y ya no pudo, o simplemente lo desobedecieron. Todos los caminos llevan a “La Chingada”.
Así como en el pasado reciente, había evidencia de malos manejos y corrupción, pero les limpiaron sus pecados. Todos los caminos llevaban a Peña Nieto por aquello de “La Estafa Maestra”. Y han pasado más de siete años desde que vive en España y se dedica a jugar golf —por cierto, es malísimo para pegarle a la cacariza—. Algo parecido sucede con Felipe Calderón, el villano favorito. Lo tienen y lo mientan cada que pueden porque les conviene para tapar sus errores. No fueron ellos quienes hicieron todo para llevarlo a tribunales: la justicia alcanzó a su García Luna en Estados Unidos y no aquí. Mientras tanto, el michoacano va y viene, dicta cursos, se presenta en universidades, va a foros, arrastra el prestigio, pero nada más. López y los morenos le entraron al mismo juego.
A los tres anteriores se les debe aplicar lo que decía el tabasqueño y que hoy les repica en el hígado cada que se recuerda a los que habitan Palacio Nacional. Pero tenía razón: “Nada de que el presidente no sabe, no se enteró, de que el presidente no tiene buenos colaboradores, de que lo engañan. Mentira, el presidente de México se entera de todo”. ¿Entonces? ¿Por qué lo aplican con unos y reniegan de otros?
Un ejemplo más: han pasado tres años, es decir, desde el 17 de octubre de 2022, cuando la reportera de Proceso, Dalila Escobar, cuestionó fuerte a López Obrador sobre el caso de “La Barredora” en su tierra, Tabasco, sobre Adán Augusto y Hernán Bermúdez, así como los nexos con grupos delincuenciales. La respuesta fue la de un hombre enojado, descalificando todo y acusando a los medios de comunicación, particularmente a Proceso, de encabezar una campaña en contra del presidente y su gobierno. “El comandante H”, o “El Abuelo”, se encuentra internado en el penal del Altiplano. ¿Entonces?
Por eso no les gusta el periodismo: responden con ataques y descalificaciones. Al buen periodismo solo le basta el tiempo para mostrarse… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.
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